Saltar al contenido →

Putas y multas

Las multas a prostitutas duplican las de los clientes desde que el Govern decidió penalizar dicha actividad en la vía pública. Ya saben, “el cliente”-fino eufemismo para un espeso asunto- siempre tiene la razón, además de un coche o un par de buenos zapatos para salir corriendo. El estereotipo de la puta callejera responde al de una mujer subida a unos tacones inestables con el lápiz de labios corrido y las pupilas medio borrosas. Igual que la chica de lycra azul que me pidió un cigarro por los alrededores del Bernabeu, después del último Madrid-Barça. “Ha ganado el Madrid, ¿no? Mala suerte, hoy habrá mucho trabajo”, veinticinco años, los tacones, por supuesto, inestables y un chulo en la pantalla de su móvil.

Tal como manifestaba la Síndica de Greuges el pasado jueves en El matí de Catalunya Ràdio, es arduo asistir a la penalización de las mujeres explotadas en auténticas telarañas mafiosas mientras siguen engordando esas organizaciones criminales cuyo único interés es económico. También se las persigue, “nos consta”, dijo Assumpció Vilà. Pero son otros negociados.

Leo una carta dirigida al conseller de Interior, Felip Puig, y a la alcaldesa Martínez Juli, de La Jonquera, que pide el cierre del macroprostíbulo Paradise, donde ejercen más de 150 mujeres; su dueño ha sido condenado por proxenetismo, blanqueo y por formar parte de una red que introducía ilegalmente a mujeres brasileñas en nuestro país, pero aun así el club sigue abierto. La firman Mabel Lozano y la organización Change.org. “He traído unos terneritos”, se podía oír en las escuchas para referirse a menores.

Otro artículo sobre prostitución, me digo a mí misma, probablemente como usted. Que si no es ni legal ni ilegal, que si abolirla es una utopía justo cuando la crisis repunta la actividad y si cabe la precariza… Que por qué no se prohíben los anuncios de contactos. Los informes de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa estiman que las ganancias del tráfico de mujeres duplican ya las del tráfico ilegal de armas. Tratar con cuerpos sin amparo es mucho menos peligroso que mercadear con la pólvora. El año pasado, la policía española identificó a 1.642 mujeres víctimas de la trafficking. La tendencia imparable hacia el progreso no parece hacer mella en el ejercicio de la profesión más antigua del mundo.

Una escena de prostitución ensucia el paisaje, y más si nuestros hijos van en el asiento trasero del coche y sus preguntas nos incomodan. Pero regular las relaciones de intercambio sexual-económico nos produce temblores, empezando por gran parte de la clase política, eternamente anegada en el mismo debate. Mejor dejar hacer, dejar pasar… En cuanto a las multas -operación maquillaje o no-, sería deseable que el número de prostitutas penalizadas fuera inferior al de proxenetas detenidos.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *