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El guion del mundo

Puede un editor de prensa mayoritaria ser buena persona? ¿Es posible construir una reputación sobre el respeto a los adversarios o, por el contrario, se les debe triturar hasta hacerlos picadillo? Tiene línea directa con el poder, pero ¿interviene en él? ¿Legítimamente? El periodista Juan Cruz responde a estas preguntas de calado en su libro Ciudadano Polanco (Debate), cuyo subtítulo dejó escrito el propio editor: “Los hechos de una vida”. Y mucho se insiste en la idea de la bondad, tan expulsada de nuestro mundo, especialmente del periodismo, un oficio donde resulta difícil no ser cínico, pirata, vampiro o partidario. “Él siempre decía que había que hablar bien de la gente, para interio­rizarlo y convertirlo en valor. Por el contrario, reñía a quienes criticaban –perifoneaban, decía él– , y defendía la tolerancia hacia las opiniones contrarias”, recordó Cruz.

En el Círculo de Bellas Artes de Madrid iban pasando imágenes del fundador de Prisa presenciando la salida en talleres del primer número de El País en 1976, o junto al editor de La Vanguardia, Javier Godó, mientras el autor nos recordaba aquella definición de Arthur Miller: “Un buen periódico es una nación hablando consigo misma”. De aquella auténtica revolución mediática iniciada por un empresario a la antigua permanece hoy una historia moral. A lo largo del año 2003 Cruz grabó muchas cintas de casete con horas de conversación, pero la persecución judicial a la que fue sometido –“fue víctima de una gran felonía”, sentencia el periodista– les hizo aparcar el proyecto.

Las cadenas narrativas son capaces de cuadrar círculos. Por ello, la semblanza del editor astuto y discreto la tenía que escribir un gran escuchador como Juan Cruz, maestro de tantos de nosotros, a los que nos enseñó cómo se rasguña un cuaderno a fuerza de anotar no con seis, sino con ocho sentidos. La hiperactividad de Cruz a menudo se ha confundido con ambición, y no hay apreciación más inexacta: la suya ha sido la pasión del periodista para quien la máxima aspiración de cada día es firmar una esquina del periódico, el mismo que al día siguiente envolverá un bocadillo de sardinas.

La Vanguardia, 17 de Mayo 2021

Publicado en Artículos La Vanguardia

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