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Ana y los focos

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La mujer más poderosa del mundo en el 2019 según Fortune , Ana Botín, concede su primera entrevista personal. La periodista de la cadena Fox Maria Bartiromo no economiza su regocijo ni su admiración: dice de ella que es elegante, bella y maravillosa. Ana Patricia –cómo nos cuesta quitarle el segundo nombre a pesar de su propia elección tras la muerte del padre– viste bien el poder: carré de Hermès modelo Jungle Love anudado con gracia santanderina y blazer de seda verde esmeralda. Desde hace unos meses ha salido de su reclusión, una tendencia caduca a pesar de procurar un halo de leyenda. Cuán antigua resulta la escena de la ventana siempre iluminada en el último piso del edificio de oficinas que alguien te señalaba entre susurros: “Allí vive el jefe, al que nadie ha visto nunca”. La idea del millonario encerrado en su torre de marfil choca estrepitosamente con la dinámica de un liderazgo –pensemos en los Soros, Gates, Bezos, Winfrey o Sandberg– tan mediático como socialmente comprometido.

En España, las mujeres con mayor poder económico siguen haciéndose desear para las entrevistas. Acaso se deba a su excepcionalidad, están en minoría y, en algunos casos, al papel de herederas que han tenido que bregar con cortes tóxicas y paralizadoras. Una entrevista entraña un riesgo, han podido medir sus asesores. Y, así, las vemos sonriendo en juntas de accionistas, actos benéficos y poco más.

Ana Botín cambia la dinámica y decide exponerse. La entrevistan en un formato distendido. Ya tenemos un dato romántico: de joven quiso ser periodista; y otro resiliente: su padre la echó del Santander y ella se prometió a sí misma que volvería. Bien que lo hizo. En su paseo mediático ha recorrido Groenlandia con Jesús Calleja y ha abierto una cuenta en Twitter, donde posa con Tamara Rojo o se hace selfies con David Chipperfield. Y muestra las acciones de responsabilidad climática de su grupo. En casi todas sus facetas se aprecia una cualidad bifronte, del equilibrio entre los genes 100% burgueses de los Botín-Sanz de Sautuola y el temperamento artístico proveniente de la rama O’Shea a la complementariedad de su educación anglosajona. Es bien probable que esta salida del armario esté vinculada a su entrada en los consejos de administración del Santander Holdings USA y el Santander Bank. Pero el hecho de que por fin conceda una entrevista –que, mientras escribo, no se ha emitido aún completa– representa un signo de normalidad. Porque ¿qué sentido tendría hoy que la española más poderosa del mundo no compartiera su experiencia?

Imagen: La Grande Guerre, René Magritte.

Publicado en La Vanguardia

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