Saltar al contenido →

Lo que esconden

9788490651773_1

Avanzan con un pie en la infancia y el otro en la vida adulta, por ello a veces se trastabillan; deshacen planes que habían preparado con la intensidad que supone el que casi todo llegue por primera vez, y pasan de la excitación al derrumbe, de los festivales de verano a una cama en penumbra. Están en la flor de la vida, decían los abuelos, conocedores de que la adolescencia representa la edad en que todos los deseos se antojan factibles. Parece que tuvieran un mapa en blanco delante, aunque con un rudimentario manual de instrucciones. ¿Cómo enfrentarse a una nota que cambia el color de su destino? O a la decepción del primer novio que no es quien decía ser. ¿Cómo digerir el silencio entre sus padres que se extiende como una manta mineral por el comedor de casa? Se apela a la familia, a los valores, a la educación, como garantes que aseguran su viaje al centro de la vida. Pero hay en su travesía un vértigo interior, y también una profunda soledad. Ahora, muchos jóvenes acaban de enfrentarse en nuestro país a la selectividad, y por tanto, al futuro adulto. En un periódico nacional leí una carta abierta de una madre: “Enhorabuena, hija, por tu nota en selectividad. Perdón por tu infancia perdida”. Qué bien resumía esa sensación de que el esfuerzo también provoca un vacío.

Hace unos meses, el Financial Times profundizaba en la desesperación de los jóvenes españoles que buscan empleo: ansiedad, depresión, apatía, incluso devastación, aseguraban los psicólogos, que ahondaban en la idea de una “adolescencia permanente”, lejos de la estabilidad y la seguridad que se obtiene a través de un trabajo, pero también de un núcleo afectivo que les refuerce. El paro juvenil hace estragos, pero antes de llegar a ser un número en el Inem cuya formación no encuentra hueco en el mercado laboral, el adolescente debe forjar su identidad. En su túrmix mental se mezclan las notas de corte con el acné, el rechazo del grupo con la presión familiar, la diversión entendida como un mandato y la desconfianza en poder enderezar un error como un precipicio.

Qué bien lo cuenta Celeste Ng en el que fue el mejor libro del 2104 para Amazon –y que ha publicado Alba Editorial–: Todo lo que no te conté. Trata de la vida de una chica de quince años que lucha contra la falta de aceptación por parte de sus compañeros y soporta estoicamente la presión feroz de su madre. Lydia calla, aguanta y siente sin encontrar las palabras para decirlo. Igual que tantos adolescentes que se encierran en su cuarto escapando del reproche adulto, el mismo que nunca es capaz de sospechar lo que en verdad ocurre, entre tanto silencio.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.