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El miembro tabú

Captura de pantalla 2015-10-07 a la(s) 17.17.07

Estimado lector, si aún no ha desayunado le invito a que posponga esta lectura para más tarde: nada más lejos de mi intención que arrebatarle la suavidad de la mañana con asuntos proclives al sobresalto. Ayer me llamaron los amigos de La ventana de la Ser, Carles Francino acompañado por Álex Grijelmo y Benjamín Prado, para debatir en antena sobre las razones por las que los hombres son tan caros de ver completamente desnudos en la pantalla. De primeras llegamos a ese callejón sin salida que lo aglutina todo: el machismo, cuyas víctimas colaterales también son ellos. Pero, además, que sólo siete de cada cien directores de cine sean mujeres tiene mucho que ver: una herencia de casi 120 años de miradas masculinas ha deformado nuestra visión de lo erótico imponiendo el punto de vista del hombre.

A lo largo de la historia, de la rotundidad de las venus primitivas al abuso del cuerpo desnudo como refuerzo del talento, el concepto estético de la belleza ha sido escenificado por mujeres. Recuerdo con qué grandilocuencia algunas actrices anunciaban aquello de que se desnudarían “siempre que lo exija el guión”, y así los libretos, más forzados que nunca, corrían a extenderles alfombras a sus deshabillés.

Pero, a estas alturas de la liberación universal ¿dónde están los penes? ¿Por qué el cuerpo de la mujer se muestra sin remilgos y el desnudo frontal de los varones puede llegar a ser considerado, como dijo Sam Taylor-Wood, la directora de Cincuenta sombras de Grey, como algo “asqueroso”? Por supuesto que hay desnudos puros, estéticos y libidinosos, también los hay grotescos: los que suelen mostrar los Full Monty de turno, culos peludos tratados con socarronería y desplante, como si la belleza masculina fuera también tabú para ellos. Un pequeño diálogo entre Gilbert & George lo ilustra a la perfección: “Es raro: una mujer desnuda es hermosa; dos mujeres desnudas, muy interesante; pero dos hombres desnudos… uno es un estudio del cuerpo masculino; más de uno… Bueno, eso es ya algo serio”.

A Francino y compañía les recordé uno de mis primeros aprendizajes como directora de revistas: “Sexo sí, pero sin pelo”, me inculcaron unas editoras francesas, marcando el límite de lo conveniente en las partes despobladas de vello. Claro que hoy esta máxima no funcionaría, cuando la depilación genital se ha convertido en un mantra estético y erótico. En cambio, permanece el gran tabú –a excepción de películas dirigidas por cineastas homosexuales, desde Pasolini hasta Almodóvar, o Steve McQueen y su generosa Shame– del desnudo integral masculino, como si el de las mujeres fuera puro erotismo y el de los hombres pornografía dura.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

Un comentario

  1. Este tema se me hace interesante porque, habla sobre el erotismo y sobre la homosexualidad, que es muy raro ver a un hombre desnudo que como a una mujer desnuda y muy hermosa, habla sobre la película 50 sombras de Grey que habla sobre, porque la mujer se muestra sin remilgos y el denudo frontal de los hombres pueden llegar a ser considerado como algo asqueroso pero no, porque hay desnudos puros, estéticos y libidinosos.

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