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Rompe, rasga y pega

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Corrían los prodigiosos años noventa, unos tiempos en que florecía la conexión Moraleja – Marbella mientras Gil y Gil inventaba la figura del sheriff-constructor, cuando una tarde, en la Cope, Encarna Sánchez le llamó vaga a Isabel Pantoja delante de redactores y peluqueros: “Si te lo propusieras, te comerías el mundo”, apostilló. La periodista había introducido a la folclórica en el arte de los tailleurs Chanel, y no solo medio refinó a la gitana de voz portentosa sino que se hizo cargo de deudas, sueldos, valijas y comuniones.

En el año 2000, cuando la viuda de España había serenado su duelo, se puso frente a la cámara de Outumuro para una revista femenina. Acudió al estudio con una nutrida troupe y la niña, que tenía cuatro años. Llevaba un abrigo de visón hasta el tobillo, gafas de sol y botas. Cuando se lo quitó, el asombro se derramó en el plató: vestía un chándal sin sujetador. No sé qué opinaría Karl Lagerfeld de lo segundo. De lo primero sentencia: “El pantalón de chándal es un símbolo de derrota, has perdido el control de tu vida, así que te has comprado un chándal”. “Fue muy disciplinada, y me dijo: necesito un poco de música que me animará. Me sorprendió que pusiera sus propias canciones”, cuenta Outumuro. Al cabo de unos meses, el fotógrafo acudió invitado a un concierto en el Teatro Apolo y en un puestecito se vendían cedés, “claveles para tirarle a la Pantoja”, y “fotos para autógrafos”, a 5 euros. Eran las de Outumuro. Alguien habló de derechos, a lo que la agente fajadora desenfundó argumento: “Quien sale en la foto es Isabel, ¿verdad?, pues las fotos son de Isabel”. Nadie rechistó. En aquellos años disparatados podía ocurrir de todo, incluso que la periodista que le hizo la entrevista se orinara en el sofá de la Pantoja, según escándalo posterior.

Cómo no va a salir esta mujer radiante y marinera, acusada por un delito de dineros negros, a disfrutar de sus cuatro días de permiso vestida de rojo y blanco y a falta de clavel, una bolsa tejida en talleres del presidio. La cabeza alta, agitando la gafa –no las gafas– de sol, símbolo pantojil por excelencia. Sin arrepentimiento. Ese es el debate que ha palpitado en la España de la mesa camilla y el watsap. Arguiñaño, cuyo programa fue cancelado a causa de la expectación de la salida de Pantoja, mandó una receta con chorizo por Twitter.

La indolencia flamenca se salta etiquetas y prejuicios, como la francesa. Qué gran imagen oficial la de una pareja de divorciados, él presidente de la República, ella ministra, padres de cuatro hijos, recibiendo a los reyes de España. La dulce Ségolène, que tanto pujó políticamente para ocupar el lugar de su ex infiel, ha demostrado que el verbo reinventar es una auténtica falacia: somos los de siempre, con la ambición agazapada bajo el chándal o el Chanel.

Misterio intacto / Mary Ellen Mark

Si “fotografiar es conferir importancia”, como escribió Susan Sontag, la fotógrafa Mary Ellen Mark, que ha fallecido a los 75 años, hizo grandes con su cámara a las prostitutas, refugiados, yonquis, mendigos, y demás desheredados a los que retrató como estrellas de Hollywood. La adoraban. Aquel icono: Brando turbio y calvo en el rodaje de Apocalypse now. O Dennis Hopper: “Tenía todas las tragedias en su rostro y no le importaba en absoluto mostrarlas”. Lo suyo era la street photography, siempre en busca de “todas aquellas emociones que hacen de una foto una buena foto”. Cuando expuso en PhotoEspaña, hace un par de años, le confesó a Elsa Fernández Santos: “No podemos confundir comunicación con fotografía. Las nuevas tecnologías están matando el misterio”. El suyo permanece intacto.

Bollos en la mesa / José Mujica

Dice el siempre informadísimo Juan Cruz que los teléfonos de Manuel Carmena comunican desde la noche electoral. Va en ascendente su perfil de candidata –vecina que coge el metro y conversa con sus adversarios igual que una vieja profesora–. Contrasta con su exposición en las redes sociales. Por allí se desbordó la foto y el vídeo desayunando con el expresidente urguayo José Mujica, uno de los bastiones de la izquierda global. Un Mujica atiborrado de jet lag y de los menús confusos del avión. La mesa de la casa de Carmena estaba bien provista de bandejas de bollos. Debió de ser una dulce clase de política para dos enormes jubilados. Transcendieron los consejos del joven Mujica: siempre te quedará una sensación de impotencia al gobernar. A cualquier edad.

Premio y maldición / Mary-Kate y Ashley Olsen

Poquísimas son las estrellas infantiles que escapan a una maldición tan letal como autoimpuesta, y las hermanas Olsen, Mary-Kate y Ashley, estrellas televisivas con tan solo seis meses, parecen por fin haberlo logrado. A pesar de no haber esquivado drogas, anorexia y relaciones tóxicas. Semanas después de rechazar el spin-off de la serie que las hizo famosas, Padres forzosos, han recibido el premio a las diseñadoras de ropa de mujer del año del prestigioso Council of Fashion Designers of America (CFDA), arrebatándoselo de las manos nada más y nada menos que a los mismísimos Marc Jacobs, Michael Kors y Joseph Altuzarra. La crítica, una vez superados los prejuicios, aclama su talento. El mayor: escapar de ese lugar común llamado juguete roto.

(La Vanguardia)

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