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A la suiza

carina

Haber cumplido los 50, hace tan sólo dos décadas, marcaba a las mujeres a fuego; o mejor dicho, venía a ser algo así como el elixir de Lewis Caroll: las empequeñecía hasta hacerlas invisibles. Cualquier intento por validar su feminidad resultaba tan heroico como fuera de contexto, por lo que causaron sensación las pioneras que sortearon la edad sin perder cintura ni encanto, pero sobre todo habiendo alcanzado el poder. Hoy, cuando Hillary Clinton -que cumplirá 68- se presenta como candidata a la presidencia de EE.UU. o Aguirre y Carmena se disputan la alcaldía de Madrid sin ganas de jubilarse, las cincuentonas, hijas del baby boom se han plantado en la política con la misma naturalidad que sus colegas.

Carina Mejías, que considera a Hillary uno de sus grandes referentes, sabe que la corrección es un grado, y que flaco favor le haría a su imagen si comportara alguna estridencia, porque ahí es donde suele hacer daño la tuitología. La imagen de las mujeres públicas continúa provocando comentarios de verdulería en los confidenciales, pero también en las tribunas. Trajes de corte ejecutivo al estilo Sheryl Sandberg -blazer y camiseta-, más pantalón que falda, apenas joyas, cara despejada, y los rictus precisos de la edad sin relinchos de botox. Una de las partes de su físico en la que más invierte es el cabello, con su melena mechada, de peluquería, que ha ido enrubieciendo,puede que para dulcificar el cartel o por cuestiones prácticas. Una mujer con aplomo, algo seca dicen algunos, estirada, que se muerde los labios, dicen otros. Ella encarna la moderación y la seguridad: “Arriesgar todo o nada no va conmigo”, ha dicho. Declara con orgullo que es hija de una familia tradicional -de padre militar y numerosa- y que ella misma ha constituido otra. Le pregunto qué entiende por ello, y sale por la tangente: “Una pareja con un proyecto de vida común”. Prefiere no autonombrarse feminista, “creo en la igualdad de oportunidades”. Su censura al burka fue una de sus grandes batallas. Su oferta política se basa en la prudencia, el legalismo -es abogada- y la experiencia -fue diputada en el Parlament por primera vez, por el PP, de la mano de Piqué-. Tranquilidad al frente de un buque que, ante todo, no quiere bandazos. Lo que me trae a la cabeza a Orson Welles, de quien se celebra el centenario estos días, que en El tercer hombre daba una taxonomía de la política: “Durante treinta años, bajo los Borgia, Italia sufrió guerras, terror, asesinatos… pero produjo a Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento. En Suiza tuvieron amor fraternal: quinientos años de democracia y paz. ¿Y qué produjeron? ¡El reloj de cuco!”. Mejías podría ser una política suiza, cuya principal misión -dictada por su jefe, Albert Rivera- es la de aplicar detergente con lejía al cuco.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

3 comentarios

  1. Angelli Angelli

    Desde mi punto de vista siento que apesar del paso de los años los hombres aun siguen viendo al sexo femenino como el sexo debil y sinceramente no se porque es asi? si hay mujeres que salen adelante solas, hay profesionistas, y hay muchisimas cosas que los hombres deberian de valorar sobre las mujeres. Porque entre nosotras nos hacemos menos? porque criticar a la chica de a lado ? siento que todas somos hermosas, unicas con cada uno de nuestros defectos y virtudes.
    La edad no define la capacidad ni la madurez …..

  2. superj a 10.710 km superj a 10.710 km

    permíteme plís q me refiera, no al tema de los 50’s en la mujer, inabordable por extenso,
    sino al 3er. hombre, digo a esa frase
    no solamente el reloj de cuco, suiza
    algo + terrible q muchas guerras : un secreto
    el secreto bancario

  3. superj a 10.710 km superj a 10.710 km

    a propósito de los 50
    he ido a guglearte y he visto la edad q tienes
    no creo q vayas a desmayarte por la emoción
    pero la de los 40s en la femeninasingular yo la llamo la década prodigiosa
    biiiiigsaludo

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