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Dos naranjas enteras

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Hay una frase que Tania Sánchez repite como recurso y que indica su sentido del humor guerrillero o de guerrilla grrrl: “Repítemelo otra vez que soy rubia natural”. Bien resuelta es esta mujer en sus argumentaciones, siempre mirando al frente. Corajuda, con descaro y discurso, fiel a una generación que al hablar se apoya en los dedos para poner comillas al aire, y que, cuando la interrumpen, se hace oír: “Hola, jelou, estoy aquí…”. Es probable que su piercing acabe siendo un resto arqueológico de su travesía por el activismo: El vestigio más visible de la post teenage riot que se horneó en la facultad más roja de la Complu. Porque la que desgranó que en su currículum, como en los de su quinta, conviven servir copas e irse de Erasmus; la que ha dejado a Izquierda Unida herida por una cornada en la femoral; la que se postula para presidir la Comunidad de Madrid, se ha presentado en sociedad. El pasado miércoles fue la invitada del Foro Europa en sus desayunos en el Ritz -un caramelito para cualquier político, que dispone de un micro abierto, un público con pedigrí y porcelana con brioche- donde sólo llaman a los don alguien. Ella apeló a la unidad de la izquierda descontenta. “El cabreo de una cursi”, dice un diplomático de ella; “desleal” la han llamado desde los más elevados púlpitos. “Una tía dura, sí, pero siempre ha sido honesta, franca, y ha escalado desde abajo en su carrera política”, aseguran quienes la han conocido.

Pero, ¿no es un baile de pasos cortos el de la audaz política que, además, es la novia del líder de Podemos? Es difícil obviar este dato, aunque por supuesto es del todo ruin utilizarlo para restarle credibilidad cuando, como política, ya ha dado sobradas muestras de que ella no es media naranja, sino naranja entera. Y siempre se ha mostrado educada y profesional cuando le han lanzado el veneno. Mucho más vehemente que ella fue Pablo Iglesias al ser preguntado por las polémicas subvenciones del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid de y a la familia Sánchez: “Me llama la atención que, siendo mujer, caigas en este tipo de actitudes machistas”, le replicó a la periodista. Siendo consecuente, esperemos que el líder de Podemos le haya recriminado algo parecido a su colega Tsipras, quien ha considerado que no había ninguna mujer preparada para formar parte de su consejo ministerial.

“La bella Tania”, así llamaban a la guerrillera amante o amiga del Che que, con rifle y boina, lo acompañó hasta Bolivia, donde caería en una emboscada. Ellas lucharon hombro con hombro con los camaradas revolucionarios, pero ellos se sentaron en los tronos del poder. El machismo de izquierdas duele más que el derechas, por cínico y enmascarado. Podemos reivindica la igualdad, cómo no, pero la paridad parece que no es una de sus prioridades. Otra cosa sería si contarán con Tania, Sánchez, que es de las ni se resigna ni va de comparsa. Para pasar de la ideología del descontento a las soluciones viables hay que poseer una fórmula en lugar de un repertorio de poses y egos.

Luz que no se apaga / Rafael Sánchez Ferlosio

Es una de las mentes más lúcidas de nuestro país, una pluma misteriosa y exquisita; Rafael Sánchez Ferlosio publica próximamente Campo de retamas, en el que retoma ese género del que siempre ha sospechado, pero al que vuelve una y otra vez: la máxima. “Los textos de una sola frase son los que más se prestan a ese fraude de la profundidad”, dice, pero también abomina su El Jarama. Él prefiere denominarlos pecios, como si se tratase de naufragados restos en el proceloso mar de su sabiduría, fulgores que brillan en nuestra memoria mucho después de leídos. Solo un ejemplo: “Mundo feliz aquel en que los niños no entendiesen ni remotamente la pregunta capital del verdadero corruptor de menores: ‘Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?'”.

Rosas y lágrimas / Lady Gaga

¿Dónde han quedado aquel vestido de carne cruda, los gritos arties siguiendo el método Abramovic -o la fragancia de semen y sangre que, en sus propias palabras, huele “como una puta bien cara”- de Lady Gaga? Los personajes más extremos, que en su desvarío no logran disimular la cicatriz del alma, acaban siendo los más cursis, que es lo que siempre quisieron ser para salvarse. Como la escenificación de su compromiso con el actor Taylor Kinney: en París, rodilla en tierra y con anillo de diamantes en forma de corazón. “¡Él me dio su corazón en el día de San Valentín, y yo dije sí!”, escribió la cantante en Instagram. Pura melaza. De las performances hardcore a una alfombra con rosas y lágrimas.

Palabra experta / Isabel Preysler

En el mostrador de la parafarmacia del aeropuerto exponen My Cream, marca Isabel Preysler, una de las mujeres más populares y misteriosas de España. Un pozo sin fondo en el arte de recibir, sonreír y agradar, Preysler pasea una fina ironía e incluso sabe ser combativa. A lo largo de su vida, ha pronunciado más noes que síes, tentada con ofertas según ella, sobredimensionadas. En otro país puede que incluso la propusieran como embajadora chic. Viuda y forever young, acaba de lanzar su línea de cosméticos. “Gracias a ella no dejamos de vender otro producto, un colágeno llamado xhekpon (7 euros) que fabrican unos laboratorios de Rubí”, me dice el farmacéutico y añade: “En un vuelo vieron que se lo aplicaba” . Palabra de Preysler.

(La Vanguardia)

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