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Poderosas piernas

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Los hombres se muestran mucho más solícitos ante las mujeres que llevan zapatos de tacón frente a las que calzan plano. Con esta rotundidad concluye un entretenido estudio del departamento de Psicología Social de la Universidad de Bretagne-Sud, presto a identificar los códigos de imagen que influyen en la atracción sexual. En el experimento, las investigadoras debían utilizar diferentes alturas de tacón para realizar las encuestas-trampa. A mitad del interrogatorio, dejaban caer un guante al suelo. Y el resultado fue unánime: si se alzaban sobre tacones de más de nueve centímetros, el varón se prestaba raudo a recoger la prenda, pero si iban con zapatillas deportivas, apenas un ligero movimiento de barbilla, que lo recogieran ellas.

La desinhibición femenina también tiene aditivos: los hombres que preguntaban a mujeres una dirección, agarrando una funda de guitarra, consiguieron con mayor facilidad su teléfono que quienes acarreaban una bolsa de deporte (un 31% frente al 9%). Ellas, subidas a unos stilettos; ellos, con guitarra al hombro, una sencilla fórmula que evidencia la ardua tarea de reventar el tópico: la encantadora torpeza femenina que busca un punto de apoyo cuando baja una cuesta, y el ideal romántico que rasga las cuerdas de una guitarra en noches de bohemia e ilusión.

Además de tacones, las mujeres de edad indeterminada -pongamos a partir de los 42- saben que les ha llegado la hora de lucir las piernas. Ni escote, ni tríceps, ni espaldas al aire… Cómo sigue encandilando, sino, Jennifer López, a sus 45 años. Siempre presta a lucir muslo, la popstar ya no es nada sin un body, pieza que desnuda más que viste, como volvió a demostrar en la gala de los AMA. ¿Acaso no lo hicieron también Tina Turner o Madonna? Mujeres que no temen a su cuerpo, ni siquiera a sus rodillas, como Eva Longoria, Alicia Sánchez-Camacho, Susan Sarandon -a sus 68 años con novio de treinta y tantos- o Mariló Montero, que acaba de debutar como novelista. O Aguirre. Las piernas de las mujeres de edad indeterminada solo pueden lucirse sin complejos cuando lo que quieren expresar no es seducción sino poder.

De Sol Daurella publicaron una foto con las piernas cruzadas y medias de rejilla, además de gafas de ver, recién nombrada consejera del Santander. Nada que ver con la prolongada apertura en la falda larga que vestía Corinna el día nacional de Mónaco, ese microclima con baños de mar y bancos, donde ha hallado cobijo. Princesa y alemana, pero siempre en el charco de un escándalo. Ahora nos enteramos que el Ajuntament de Barcelona le pagó 8,3 millones para organizar dos galas del deporte, en 2006 y 2007, uno y dos años antes de la llegada de la gran crisis. El domicilio social de su empresa radica en Malta, ella viaja como un VIP, asida a su Kelly y forrada de Armani -el modisto preferido de Charlenne, ya con la canastilla a punto-. Las Corinnas de este mundo ocupan un buen lugar afuera, pero a la vez habitan muchísimos lugares en su mundo de dentro. Su misterio no está en las piernas.

Un mito moderno

Uno de los placeres de esta vida es escuchar y leer a un sabio como Carlos García Gual, que se declara “diverso y frívolo, un maestro en minúsculas”. Este catedrático y traductor de textos clásicos ha escrito sobre la biblioteca mitológica de Apolodoro, la batalla de Salamina, el enigmático mito de Edipo y con la misma solvencia ha rastreado las huellas de las Sirenas: esa “llamada del placer que te tienta a desviarte del deber”. Se trata de un ensayo soberbio que arranca con una oportuna originalidad. Es un comentario de texto sobre la canción de Llach Abril 74: “Companys si coneixeu el cau de la sirena…”. Su último must: Una historia mínima de la mitología (Turner). Iniciarse en Gual es una garantía de plenitud.

Días de queso y rosas

Elegante, serena, también distante, Christine Lagarde encarna la aristocracia del poder femenino, con sus chaquetas de cashmere y sus bolsos de Hermès. Si fuera un animal, sería un pez; de hecho en su juventud fue subcampeona nacional de ballet acuático. Según la edición gala de Vanity Fair, es la francesa más influyente del mundo, y con una gran elipsis la sitúan como la tercera vía para enderezar la República, a pesar de su imputación por negligencia en un asunto de Crédit Lyonnais. Ella asegura que pensar en Francia equivale a sentir nostalgia de sus quesos, sus bistrots y sus rosas. También se permite reivindicar las Lehman Sisters: “El origen de la crisis radica en un exceso de testosterona”.

Fuera de la plaza

Los toreros deben ser carne de cañón para los psicoanalistas: matan aquello que más aman. Para plantarse delante de seis reses en Las Ventas hay que tener, sin duda, mucho valor, aunque también para quitarse el traje de luces, lanzarse a la pista de ¡Mira quién baila! y ganar el talent show. Eso le ocurrió a Miguel Abellán, denunciado por dedicar “palabras menospreciantes y lascivas” a una mujer y agredir a su acompañante -secundado por su cuadrilla-. Hace años, el crítico taurino Javier Villán se salvó de una embestida a volapié del diestro, su padre y algunos compañeros de paseíllo. Y todo por escribir que “los toros en puntas acojonan a los toreros”. ¡Cómo se pueden confundir aún los cojones con la hombría!

(La Vanguardia)

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