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‘Pradasphere II’: 100 años de moda milanesa en exhibición

La exposición ha lucido en Shanghai y viajará con 400 objetos que explican cómo examina el mundo Miuccia Prada. Su pareja creativa, Raf Simons, los ha elegido entre la realidad y la extravagancia

Al otro lado de los ventanales de la antigua estación de tren de Nanpu Bridge, cuyos raíles llegan hasta orillas del río Huangpu, el agua fluye despacio mientras el sol se esconde en lo alto, queriendo asomarse tras el manto de neblina aunque sólo traslucen sus horquillas. Con ese gris perlado, el cielo de Shanghai se filtra en el Museo Start, reformado en 2022 por Jean Nouvel y ahora entregado a Prada

Sus paredes han sido tapizadas en terciopelo verde menta y rosa empolvado, los orgánicos colores de la firma, para acoger 110 años de historia. Para ello se han abierto talleres y archivos, e incluso hay prendas salidas del propio armario de Miuccia y también de la colección de Manuela Pavesi, así como documentos que ilustran el proceso creativo de una firma cuyo ADN ha sido diseccionado en el flamante museo de la megalópolis china, demostrando que Prada es hoy es más global que Google o Twittter.

Pradasphere II

Un desfile virtual inmenso saluda al visitante, invitándolo a subir a la pasarela

Michael Rock, comisario de la muestra, nos invita a recorrer el relato sensorial de la historia de Prada. “No queríamos poner la moda en un pedestal, pero entrar en un museo es complicado. La moda vive en la gente, en la realidad. Pero en este espacio conseguimos sugerir la intimidad del gesto de la moda”, nos cuenta, y añade: “Sus objetos, sus prendas, sus zapatos y otras cosas son la forma en la que Miuccia Prada examina realmente el mundo y se involucra con él”.

Un desfile virtual inmenso saluda al visitante, invitándolo a subir a la pasarela. Pero enseguida entra en Fratelli Prada, una réplica de la primera tienda familiar de 1913, en las galerías milanesas Vittorio Emmanuele II. Sobre el mostrador, una serie accesorios de piel finísima para los nuevos viajeros que cruzaban el mundo a bordo de los primeros trasatlánticos. El viaje moderno transformó la manera de vestirse, como bien ilustra el mural déco, recreado exactamente como lo hicieron XX y Mario Prada, abuelo de Miuccia. 

La elegancia lombarda se adueña de un recorrido que también es otra forma de entender y explicar el lujo. Dotar a los objetos de uso personal de un engranaje perfecto, con las mejores materias pero volcando la experiencia artesanal en el diseño industrial, junto a una lección de buen gusto, constituyeron el valor diferencial de esta marca que hoy ha extendido su esfera más allá de la moda.

Pradasphere II es una exposición rica y al tiempo íntima. No hay cristales que entre las piezas y la mirada. Ofrece un recital conformado por 400 objetos, de moda, arquitectura, arte, deporte, fotografía o arquitectura. Tan solo podía surgir un diálogo estético y filosófico en el proyecto iniciado por Miuccia Prada, doctora en Ciencias Políticas, exmilitante del Partido Comunista Italiano, la rebelde de la familia, que llegó a estudiar mimo en el Piccolo Teatro de Milán. 

Le costó decidirse comandar la empresa de marroquinería familiar. Afirmó que dedicarse a la moda para una feminista como ella era una posición incómoda. Sin embargo, conocedora de que la moda es también política, esa contradicción la espolearía a subvertirla. Aseguró que “el lujo verdadero no tiene porqué ser conservador”, y se dedicó a demostrarlo. Lo sexy en Prada es lo sutil: ligereza y movimiento. La solidez es la calidad, y lo intelectual es el concepto.

En el viaje a Shanghai para visitar la exposición conversamos con algunos colegas –90 venidos de todo el mundo–, y, con Angelo Flaccavento, recordamos las Seis propuestas para el nuevo milenio de Italo Calvino, un libro fundacional para tantos letraheridos. Prada las ha seguido al pie de la letra. Sigue siendo una compañía independiente –no pertenece a ningún holding de lujo– comandada por el marido de Miuccia, Patrizio Bertelli –y ya incorporado a su hijo, el sucesor, Lorenzo Bertelli Prada–, no ha perdido influencia y ha sido capacidad de globalizarse ejerciendo de agente cultural y distanciándose siempre de las tendencias.

En la exposición se ha recreado un magazzino –almacén en italiano– que contiene en sus estantes para 200 maniquíes, tanto de hombre como de mujer, modelos emblemáticos, aunque algunos no se hayan visto desde hace más de treinta años. Han sido escogidas por Raf Simons, autodefinido como “superfanático” antes de ingresar en la azienda, y elegido por Miuccia en 2020 como co-creador de las colecciones. “Todo lo que hace Raf es inmejorable”, afirma la Signora.

Mientras suena la banda sonora original compuesta por Richie Hawtin, Plastikman, se abren paisajes sonoros y visuales, ya que Prada ha colaborado también con cineastas de la talla de Wes Anderson, Ridley Scott o Yang Fudong, que han dirigido fashion films para la firma. La arquitectura, donde se exponen los documentos inéditos de los proyectos firmados por Rem Koolhaas/OMA y Herzog & de Meuron, entre otros. Sin olvidarnos de la larga e impresionante colaboración de la firma con Damien Hirst. 

Y, junto a una vitrina con los bolsos siempre sobrios, sin fruslerías, de la firma, se encuentra la cabina de un simulador que te lleva al corazón de la Copa del América, donde Prada participa con su sindicato naútico: el Luna Rossa, otra de las pasiones de la marca, emblema de su compromiso con el deporte.

El tiempo se suspende, mientras pasado y futuro intercambian sus roles. “Es el ADN de Prada”, explica Simons. “Sabemos lo que es hoy, pero quería mostrarlo y explicarlo exactamente desde el principio. Aquí está, en el look número 1, a la izquierda, una camisa blanca con la falda negra, un cinturón y un zapato plano con una gruesa suela de goma, de 1988. Era interesante mostrarlo. Puedes seguir reinventando tu ADN, y reenergizándolo, pero nunca dejes que se pierda. Mantenlo vivo. Porque por eso la gente ama a Prada”. 

Simons se mezcla con los periodistas en el Prada Café mientras se espera presencia de la Signora. Está más hablador que de costumbre, y nos cuenta que Prada ha sido percibida por muchas personas, también por él mismo, con mucha excentricidad. “Aunque también había mucho ADN de realidad y esas ideas son tan relevantes o casi más que la de la excentricidad porque esta están ligada al momento. También ha descubierto episodios que desconocía: cómo el trabajo de Miuccia en la fábrica de sus abuelos, o la inyección que supuso el nylon en los años setenta que hizo despegar globalmente la firma”.

Se hace un silencio, y Verde Visconti, mano derecha de Miuccia Prada, entra con ella, elegante y sobria, con su clásica media sonrisa. Le preguntamos cómo se siente tras ver la exposición. “Intento no estar impresionada –afirma–, no decir ‘¡Dios mío!’. Siempre hay que pensar en lo siguiente… pero la verdad es que estoy muy impresionada de ver a lo que han llegado”. Los dos diseñadores conversan amigablemente, pero se respira un respeto casi religioso ante la presencia de la artífice de la marca. “Yo separo la nostalgia por la importancia de la historia. Soy una gran fanática de la historia, no solo en la moda, sino en arte, en la política, etcétera. Así que es muy importante que todos, por supuesto, estemos inspirados por el pasado y también el presente”.

La primera vez que vine tenía 25 años. Lo veo como un regalo muy especial”

Miuccia Prada

¿Por qué China? 

No puedo decirlo, porque muchos no me creerían… pero yo soy casi china. La primera vez que vine tenía 25 años. Lo veo como un regalo muy especial.

¿Piensa que la moda es arte? 

No. El proceso de crear arte es muy parecido, pero depende. Hoy todo el mundo se considera un artista. Yo soy de la vieja escuela, realmente el artista trabaja desde la libertad. Nosotros tenemos que vender, somos una empresa comercial, por mucho que seamos muy creativos. Si fuera artista, mi competencia serian los artistas no diseñadores. No quiero ser artista. Pero me gusta trabajar con artistas.

La lectura final de Pradasphere II certifica que el talento atrae más talento, y Prada tiene las maneras de una Bauhaus del siglo XXI. 

Artículo publicado en Magazine La Vanguardia el 28 de enero de 2024

Publicado en Artículos Magazine La Vanguardia

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