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Laura Pausini vuelve a brillar: “La música no es sexo y drogas y rock’n’roll, es estar lúcida”

No toma el sol, pero irradia calor. Conserva la bravura de aquellos años juveniles de pianobar y habla de su público como de su familia. ‘Almas paralelas’ es su último disco e incluye la canción con la que se casó este año

Laura Pausini está terminando de hablar por teléfono con su hija Paula, de diez años, que este año ya le ha hecho estribillos. En una discreta suite del hotel Bless de Madrid avanza con pisada firme, y su sonrisa, o mejor dicho, su presencia, esparce una nube de encanto en la estancia como solo puede hacerlo una diva. Es la franqueza de Pausini lo que apabulla, la naturalidad que despacha una mujer que casi toda su vida ha sido famosa. A los diez años ya cantaba en los pianobares con su padre, causando admiración con su New York, New York y emulando a la Vanoni.

 No tuvo tiempo para soñar la fama; su reto entonces era el de ser la primera mujer que cantara sola en los pianobares de su región —“no había mujeres, no, cantaban en grupos, pero no solas”—, pero acabó siendo la cantante italiana más universal. No fue al conservatorio, aprendió música con un profesor de Solarolo que tocaba la flauta travesera, y su padre le aleccionaba en todo, excepto en su música.

Un meteoro

No tuvo tiempo para soñar la fama; su reto era cantar sol en  pianobares y acabó siendo la cantante italiana más universal

A los 18 ganó su San Remo con La soledad, y desde entonces ha construido una carrera sobre columnas sólidas, desmitificando cada día sus logros y sin ser víctima del personaje. Un poso de la tradicional canción italiana, otro de pop, y sobre todo una ración de sentimiento acompañado de una voz de soprano. Su último disco, Almas paralelas, ha vendido millones de copias en una semana. Pausini transmite, siente lo que canta. Tras su nominación en los Oscars por la canción Solo io —que recibió un Globo de Oro—, en el filme La vida por delante, interpretado por Sofia Loren y dirigido por Edoardo Ponti, ha sido elegida como Persona del Año en los Grammy Latinos.

La italiana más latina se casó esta primavera con el músico Paolo Carta, tras 18 años de convivencia y una hija: “Estamos hechos para vivir juntos”. Una de las canciones del álbum, Frente a nosotros, se utilizó como votos matrimoniales, y la pareja lo cantó en la ceremonia. Amor y música.También ha celebrado sus treinta años superando un reto: cantó en el Apollo Theatre de Nueva York, el Music Station de Madrid y el Teatro Carcona de Milán en tan solo 24 horas.

Empezamos a grabar y Pausini me hace preguntas más allá de la cortesía. “¡Al final te entrevistaré yo a ti!”, dice riendo. Es un rasgo más que delata su curiosidad y su verbo chispeante. Hablamos de la edad, y suelta tacos con exquisita elegancia, sin mancharse. “Antes me han preguntado cómo me siento con casi 50 años. Y le he respondido “pues, me siento una mierda”. No me gusta nada, Pero también le he dicho al periodista que, en diez años, espero poder decirle que me siento más libre”.

¿Era más conservadora de joven?

Sí. Tenía la mentalidad propia de mi pueblecito; y, además, fui adolescente en los noventa, cuando todo era más conservador. Y no solo en Italia… Yo todavía siento pudor de ciertas cosas, aunque de otras cosas absolutamente nada…

¿Ha perdido la vergüenza?

Entonces era muy tímida, sí. Y en cambio tímida no es una palabra con la que me pueda definir ahora. No me avergüenzo de nada. Puedo no gustar a todos, pero estoy satisfecha de cómo soy y lo que hago.

No me avergüenzo de nada. Puedo no gustar a todos, pero estoy satisfecha de cómo soy y lo que hago”

Sobre todo después de haber vendido más de 70 millones de discos.

Eso te da una certidumbre, claro. Pero llega el momento en el que sabes que, más allá del número de discos vendidos, la gente que los compra te quiere. En los últimos diez años he comprobado que me quieren cada vez más: primero, como persona; después, como cantante. Al principio de mi carrera no sentía esto, pero hoy la relación con mi público es mucho más verdadera y profunda. Por eso cuando no estoy de gira, a veces me siento culpable, como si no fuera a visitar a las personas de mi familia.

¿Qué relación tiene con la política?

No me gusta involucrarme en lo político… Dentro de esa palabra, política, hay muchos aspectos que yo no conozco o que no soy capaz de argumentar, así que no me gusta meterme en ella.

¿En qué le influyó su padre, no solo musicalmente?

Mi padre ha sido esencial en mi vida, como padre y como músico. Tengo muchísimas cosas suyas: su locura, su fantasía… Es un hombre atípico, porque está siempre muy concentrado en su pasión por el canto y es muy, muy disciplinado. Él me enseñó una disciplina que me permite disfrutar de este trabajo, porque cuando tienes éxito a los 18 años es muy fácil vivirlo mal… Él me decía: “Bueno, por hoy hemos terminado las entrevistas, pero mañana por la mañana tenemos una radio: a las nueve te quiero en la cama”.

¿No tenía mucha libertad?

Nunca me ha dicho lo que debía hacer en mi trabajo, ni cómo hacerlo. Siempre he hecho lo que quería. Pero sí me ha enseñado a ser una persona responsable. Porque cuando uno vive en la música, parece que todo es sexo, drogas y rock’n’roll. Al contrario, se trata de estar siempre lúcidos, capaces de hacer entrevistas además de cantar y cuidar la voz. Los primeros cinco años de mi carrera estaba cada dos días en una ciudad diferente. Creo que solo pasé una semana en casa.

¿Estudió en itinerancia?

Cuando gané el festival de San Remo no había terminado los estudios y mi madre me había dicho que hasta junio, hasta que terminara los exámenes, no tenía permiso de hacer nada: “Terminas la escuela y después te vas”, me dijo.

¿Una mamma italiana?

¡Es maestra de italiano! Ella representa la elegancia en mi familia: es muy fina y gentil. Y políticamente correcta, excepto en casa, conmigo. Escucha mucho y si habla, dice algo que nunca provocará una reacción fuerte. Yo, en cambio, nunca pienso en provocar revuelo, pero después lo causo.

Nunca me ha dicho qué y cómo debía hacer mi trabajo. Siempre he hecho lo que quería, pero soy responsable”

Tiene un verbo muy fluido y habla varios idiomas…

A veces siento que no tengo un vocabulario rico y me regaño por ello. Pero no he tenido tiempo para continuar estudiando ¿sabes? Me gustaría tener mayor vocabulario, que quizás en realidad tengo, porque cuando conoces tantos idiomas, después cada palabra te deja pensar en la conjugación o de dónde viene esta palabra.

¿Cuál ha sido el mayor lío en el que se ha metido por su sinceridad?

Cuando no quise cantar Bella Ciao en un programa de televisión, una polémica que me hizo sufrir mucho. Me criticaron los de derechas y los de izquierdas. Desde el primer día de mi carrera, hace 30 años, yo no me expreso políticamente. Pero siempre he hablado y luchado por los derechos humanos. Bella Ciao es una canción con la que se abren algunos mítines en Italia —nada que ver con La casa de papel—, y no quiero meterme en política. Por esto fui trending topic en España y en Italia durante una semana. Ahora, en cambio, no he sido trending topic por recibir el Grammy a la Persona del Año ni lo fui con el otro Grammy ni con el Oscar ni con el Globo de Oro… Estuve en boca de todos con algo que no me corresponde; juzgada, además, por personas que no me conocen. Un político llegó a decirme: “Avergüénzate”.

El odio liberado en las redes se ha instalado en nuestra sociedad.

Y está llegando a un punto que es demasiado fuerte. Y te voy a confesar una cosa que no he contado: poco antes de morir mi abuela paterna, María —que era como mi padre y como yo, un poco loca—, nos pidió que pusiéramos Bella Ciao en el cementerio. Todos estábamos en silencio, llorando, y de repente empezó a sonar la canción. Todavía no comprendo por qué la pidió para ese momento… pero lo quiso y lo hicimos. Cuando surgió la polémica me pasé llorando una semana.

Muchas divas, de Anna Magnani a Maria Callas, tuvieron vidas difíciles. ¿Ha esquivado usted las espinas?

Tuvieron vidas más duras que la mía. En aquella época, las divas tenían que portarse de forma diferente a lo que pensaban. Tenían que esconderse. Yo siempre me he sentido muy incómoda en ese sentido. En los noventa me decían “haz que todo sea un poco misterioso a tu alrededor, porque te hará más grande”, pero yo no tengo ese carácter velado. Siento que le tomo el pelo al público y por eso, quizás, hablo tanto y me gusta más ser normal; mi madre me regaña, dice que hablo demasiado de mis cosas. Siempre me he sentido más honesta sin secretos.

La sensibilidad aflora siempre en usted. Recuerdo que me relató aquel episodio en los Grammys Latinos en Las Vegas, cuando su discográfica no quiso pagarte el billete de avión para asistir a la gala. Y usted acudió con su familia. Y ganó.

Me dijeron que era inútil, directamente: “Vamos a gastar dinero para que vayas, pero ya tienes 47 años y no vas a ganar. Mejor utilizar el dinero para una campaña de publicidad en Italia”. Uno puede ganar un premio a los 90 si hace algo bueno, ¿no? No lo olvido y tampoco lo perdono. No soy capaz.

Usted es creyente, ¿se alejó de la religión cuando empezaron los primeros amores?

No, nunca me he alejado de la religión. Al contrario, me he acercado. Viajando, he empezado a sentir curiosidad por las demás religiones. Y, así, he empezado a leer sobre otras formas de amar a Dios. Hubo un momento en el que en Italia —bueno, creo que en todo Occidente— eran todos budistas, después vino la cábala… Hoy, lo que siento más cercano a mí es de una iglesia evangélica muy pequeña que se llama Valdense, en la que todos —mujeres, hombres, heterosexuales, homosexuales, etcétera— pueden entrar y desempeñar un papel activo.

¿Ha sufrido algún tipo de acoso?

No, no. Saben que conmigo no pueden. Pero muchísimas chicas se han acercado a mí para contarme sus experiencias. En el disco hay una canción que se llama Flashback dedicada a Alessia, una chica que me llamó a una radio italiana hace 25 años, llorando y diciéndome “por favor, llámame en privado, necesito ayuda”. No la conocía de nada, pero lo hice. Y me contó que era menor de edad y su padre la molestaba. “Mi madre no denuncia porque le tiene miedo, necesito tu ayuda”. Durante cinco años me llamaba al móvil todas las veces que el padre la violaba, y yo llamaba una y otra vez a la policía. La policía iba a su casa y la madre les decía “es una simple pelea familiar, porque la regañamos”. Un día, la policía de Turín —donde sucedía esto— vino a Milán para decirme en privado que no siguiera llamándoles porque me arriesgaba a que me denunciaran. Después de algunos meses, Alessia cumplió por fin los 18 y se escapó de casa. Y ahora, tras mucho tiempo, acaba de publicar un libro.

No he sufrido acoso, conmigo no pueden, pero muchas chicas me han contado sus experiencias”

Pronto cantará en Barcelona. ¿Qué relación tiene con la ciudad?

El 29 de enero, sí. No canto allí desde hace mucho tiempo. Pero me encanta la ciudad. Esa fue mi primera escapada con mi marido, hace 18 años, el día de Pascua… Queríamos conocer la ciudad, pero al final no la vimos porque estuvimos todo el tiempo follando en el hotel.

¿Vivir en Roma fue una condición de su marido? ¿Se mudó por amor?

No fue una condición, no. Él es de Roma, y tiene tres hijos de un matrimonio anterior… era lo que debíamos hacer. He renunciado a compromisos de trabajo para estar con ellos los fines de semana. Si una puede elegir, tiene que hacerlo bien.

En Italia hay personajes tan pasionales como usted, el papa Francisco, Giorgia Meloni o Sofia Loren. ¿Los conoce?

Al papa Francisco no lo conozco. Conocí a Juan Pablo II y canté para él, pero a mí me encantaría conocer a Francisco. A Meloni la he encontrado en un jardín público, donde jugamos mi hija y yo . Su hija estaba al lado, en una fiesta de cumpleaños, y nos saludamos. Pero no tengo ninguna opinión, de ningún político. A Sofía, la conocí en Suiza, porque ella vive ahí. Y una vez hice un concierto benéfico con Phil Collins, que es su amigo y ella vino. Durante el ensayo me dijo: “Te veo la cara ancha. ¿Estás haciendo tratamientos para algo?”. Y digo: “¿Cómo lo ves?”. Y me respondió: “Porque durante cinco años que quería un hijo y no lo lograba. Entonces estaba haciendo muchos tratamientos”. Y Sofía Loren me hablaba como si hubiese sido una persona del entorno familiar más íntimo. Me dio algunos consejos, me hizo sentir muy fuerte y ya tuvimos un vínculo, un clic. Siempre ha sido una mujer que ama a las mujeres.

Entrevista publicada en Magazine La Vanguardia el 31 de diciembre de 2023

Publicado en Entrevistas Magazine La Vanguardia

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