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Parar el tiempo

Paso una tarde en casa de Cristina García Rodero viendo sus fotos y navegando entre sus archivos, sus viajes, varias décadas. Hay penumbra, bombones, un historiador americano que estudia su obra y dos jóvenes assistants. Buscamos algo tan absoluto y a la vez etéreo como la ingravidez: cuando la vida no pesa. Acaso porque no se nos ocurre una expresión más certera para representar lo inasible, aunque universal, como la felicidad. El trabajo de García Rodero contiene la enormidad del fotorreporterismo y de la expresión artística: todo es real aunque no lo parezca.

Como esta mujer bajo el agua. Podría parecer una imagen pensada, posada, igual que sucede en las ficciones de los editoriales de moda donde lo que importa es el artificio y la tendencia además de provocar una actitud. Pero no lo es. Se moja vestida, con la mano en ofrenda, extasiada. En las fotos de Cristina hay una testaruda conciencia de rozar ese momento de gracia que despega al ser humano de la tierra, como si tuviera alas, y por unos instantes penetrara en una intimidad luminosa. La única profesional española que forma parte de la agencia Magnum, archipremiada, no se parece a nadie. Crea composiciones bellas, misteriosas, también incómodas. Y asegura que lo que le gusta es parar el tiempo «porque a veces hay un detalle que significa algo, una acción que quiero conservar, un sentimiento o emoción que quiero transmitir…». García Rodero ha cruzado el mundo a fin de transmitir el vértigo, la fuerza, la poesía, la que habita en los pliegues de la existencia. Ese horizonte vital por el que cada día nos levantamos de la cama y aspiramos a algo más. No necesariamente grande, ni lujoso, ni absoluto. Más bien minúsculo, pero que se engarza con una cadena de pequeños actos, gestos y latidos por los que la vida cobra sentido.

El tiempo que nos ha tocado no se hace proclive para volar, todo lo contrario. Los lastres diarios nos aherrojan. La sociedad que conocimos, la que llevaba adjunta la promesa de prosperidad, da paso a una incertidumbre ante la que debemos modificar valores y patrones. Afecta a nuestra forma de consumir, de relacionarnos, de viajar, de estar en la vida. Pero también nos brinda una daga para replantear nuestro modelo individualista, el de ser siempre caballo ganador. Ahora no hay otra opción que aprender de la cultura del fracaso; no en vano, todo éxito lo trae implícito. Conceptos como la resiliencia, la capacidad de sobreponerse al infortunio, o el deber de la alegría, ahuyentando el fácil recurso del victimismo, se instalan hoy en nuestro credo cotidiano. Cambiamos de año, los pronósticos mundiales se marchitan, languidecen, pero ello no nos exime de hacerlo todo más leve, más alegre, para que la vida en mayúsculas no pase de largo.

(Marie Claire)

Publicado en Mi Smythson

2 comentarios

  1. Hola Joana. Hemos publicado en lugar preferente tu post “Parar el tiempo” en WFL Xtreme: http://www.scoop.it/t/wfl-news. Si hubiera algún problema un correito y lo solucionamos. Me encantan los artículos “cálidos”, cercanos; y tu sabes de eso(si no fuera por las prisas…)
    Un saludo.

  2. mariana mariana

    hola Joana !!

    Algunas veces a muchas de nosotras nos gustaría “parar el tiempo” como dice el blog el tiempo no pasa en vano y queremos guardar recuerdos de todos y cada uno de los detalles importantes de nuestras vidas, y para eso la tecnología hoy en día nos ha regalado la fotografía para así guardar cada detalle, todo crece, camina y cambia lo cual se convierte en recuerdos guardados en nuestras memorias que algún día llegan a ser tan lejanos para poder describirlos correctamente.

    buen blog gracias

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