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Manuel Puig atrae el talento

El español que ha seducido a Miuccia Prada y Rei Kawakubo, que dirige, junto a su primo Marc Puig, el quinto holding de perfumería en el mundo con talante familiar, es una rara avis. Ésta es la primera entrevista que concede en su vida.

Por Joana Bonet. Marie Claire, mayo de 2004.

Esta entrevista fue solicitada hace más de cuatro años [esto se escribía en 2004], cuando Manuel Puig ocupó un sillón de cuero negro envejecido diseñado por Jacobsen en la empresa que fundó su abuelo Antonio Puig en 1914. Es, por lo tanto, una entrevista deseada. No obstante, el interés sobre las actividades de este grupo catalán convertido hoy en una quinta potencia mundial del sector se remonta a 1988, cuando Robert Ricci visitó Madrid para hablar del nuevo “Air du Temps”, un perfume y un frasco que marcaron época y que entonces los Puig relanzaban. “Enrique, me tenéis que dar una entrevista”, le dije por entonces a su tío. Sonrisas, exquisita educación, savoir faire, pero nada de entrevistas. A pesar de su abierta política de información, sus inversiones en marketing y publicidad, los miembros de esta familia son reacios a hablar de sí mismos; no forma parte ni de la política de empresa ni de su carácter. Por lo tanto, ésta es una ocasión excepcional que, más allá de mi tenacidad, intuyo que se debe a una noticia que ha sorprendido al fashion world: Manuel Puig ha sido escogido para formar parte del consejo de administración de Prada como consejero independiente; además, en otoño se presentará el primer perfume de Prada, en una sociedad al 50% entre catalanes e italianos. Iniciamos la entrevista a las 12 de la mañana en la sede de Puig en Barcelona, luz mediterránea filtrada por las piedras de un jardín zen que hay en el tejado, y la terminamos a las seis de la tarde, tras una larga sobremesa en Ca l’Isidre, un restaurante vecino al Paralelo.

Manuel Puig tiene una voz suave, habla flojito y suele trabajar a oscuras. Le brillan los ojos, no usa corbata y no va perfumado. Más tarde me contará que habitualmente, al final del día, acaba oliendo a perfume de mujer porque le gusta vivir las fragancias. Cuando era pequeño, durante las comidas familiares, probaban los nuevos olores que creaban los maestros perfumistas, ejercicio que hoy repite con sus hijos. Ordenado y austero, quiere vivir sin papeles, todo metido en la cabeza. En su despacho hay un Tàpies, un Barceló y me habla de una foto de Peter Beard que acaba de comprar, pero —aclara— sin ninguna pretensión de coleccionar: “Nunca he pensado en el arte como una forma de hacer dinero”.

Capricornio que se define curioso y enemigo de los caminos fáciles, detesta la prepotencia. Reconoce que a veces la sensibilidad le somete a un tercer grado anímico, pero prefiere los raptos de melancolía a matar las ideas. “La felicidad te la da el interior, de ahí que rehúya lo que no me interesa.” ¿Ni presentaciones ni galas?, pregunto. “Joana —me dice—, al final he hablado contigo, pero nunca hablo con nadie porque lo importante no es quién eres, sino que lo que hagas sea bueno. Las personas estamos detrás”.

Imagino que ahora debe de estar en el centro de un gran interés mediático, ante la futura salida a Bolsa de Prada, con la que ustedes tienen una joint-venture, y con el acuerdo de licencia con Comme des Garçons…

Bueno, pero yo, cerrado, en mi caparazón. Hay que trabajar con calma, aislarse. Miuccia Prada es para mí la persona con más influencia en el mundo de la moda de los últimos diez años, y es un lujo poder trabajar con ella; pero yo lo veo desde un punto de vista humilde. Entiendo que, tal vez, tengamos la flexibilidad y la capacidad de comprender a estos talentos.

¿Dónde reside el sex appeal de Puig para que los grandes del lujo les escojan como gestores de sus marcas?

Elegancia en el trato. Además, tenemos una visión a largo plazo, que es en lo que coincidimos. Y tanto Miuccia en Prada, Rei Kawakubo en Comme des Garçons y el señor Paco Rabanne se cuestionan permanentemente las cosas, como nosotros. Para ellos el camino fácil no es el camino a seguir. Patrizio Bertelli (consejero delegado de Prada y marido de Miuccia) siempre me dice: “Si las cosas van bien, estarás allá, y si las cosas no van tan bien, ¡también!”. Esta componente de permanencia da confort a la hora de lanzarse a aventuras de cierta complejidad. En Prada tienen tal consideración por la marca que sólo aquellas personas que tengan esta predisposición a entenderla y sumergirse en el proceso y a compartir las dudas encajarán con ellos.

Quizá ellos y ustedes comparten la concepción del oficio con un romanticismo que hoy en día es poco usual.

No se ha de perder la emoción. Uno puede ser práctico, pero el lado emocional, intuitivo, no lo puedes perder. Es cierto que siempre, dentro de ti, sientes que te mueve una cierta contradicción de valores, de preocupación social y de hacer un mundo mejor. No dejan de ser unas inquietudes incómodas, porque no son las que se esperan de un hombre de negocios.

¿Se puede ser empresario y de izquierdas?

No se trata de ser de izquierdas o de derechas. Yo entiendo que hemos de procurar mejorar esta sociedad, y uno intenta hacerlo como puede. Es un reto.

¿Apasionado, con discurso y disciplinado?

Se ha de ser muy disciplinado. Cada día me levanto temprano, hacia las seis y media, y hago gimnasia de siete a ocho. Soy muy curioso, me interesa todo.

La curiosidad el alimenta. ¿Y el instinto?

Sí, me guía el instinto, que tiene mucho de sentido común. El instinto es lo que te hace distinguir lo excepcional. Siempre digo que es muy fácil matar las ideas, decir “esto no está bien”. Lo importante es decir: “Esto es lo que haremos”. Saber ver lo diferente y cuestionarse permanentemente.

Vivir con las dudas es la única manera de crecer, ¿no?

Siempre has de asumir riesgos, porque las dudas nunca acabas de matarlas. Yo creo que lo importante no es tener talento, es saber escoger. Hay que tener ese instinto, y emociones.

Me han dicho que dos de las claves de su éxito son, por un lado, que es hijo único y le han preparado muy bien y, por otro, su gran sensibilidad.

He crecido en un ambiente de sensibilidad. Mi padre siempre ha pintado, sigue haciéndolo ahora en sus ratos de ocio, y vive rodeado de sus obras de arte, es un intelectual. Y luego está mi mujer, cómplice de mis decisiones y elecciones, y que, además de organizarme la vida, comparte mis insomnios. Son puntos en los que yo me apoyo. Y Marc, mi primo, también es muy importante. Somos complementarios: él, muy racional, es la reflexión y el análisis; yo, más intuitivo, soy la acción. A ambos nos inspiran mucho las tradiciones mezcladas con creatividad e innovación. Una combinación que se ha de saber dosificar porque el riesgo mayor es no correr riesgos. Además, a mí lo fácil me molesta. Pero para cuestionarte las cosas permanentemente tienes que ser de una pasta especial.

¿Los japoneses tienen mucho que enseñarnos al respecto?

Los japoneses saben manejar muy bien el contraste entre opuestos. Porque complementario no significa contradictorio. Un perfume no es sólo una fragancia en una botella.

¿Qué es un perfume?

Es un mundo, toda una serie de cosas que quieres comunicar. Y es la entrada de las marcas de lujo al consumidor, el acceso a la gente.

Habría que redefinir el lujo.

El concepto de lujo europeo es diferente al americano. La definición europea de “luxus” está en el Larousse: “Esplendor, pompa, extravagancia, o riqueza superflua de bienes costosos e innecesarios”. En el Webster encuentras el lujo en versión americana: “Uso y disfrute de los productos mejores y más costosos que ofrecen el mayor goce físico y satisfacción”. En los Estados Unidos el consumidor busca más satisfacción y accesibilidad, y en Europa prima la marca, que sean productos para una elite.

¿Qué recuerda de su padre y de su abuelo, el fundador de Puig?

Viví bastante con mi abuelo. Hizo lo que hizo porque era un verdadero emprendedor y tenía que hacerlo. Recuerdo que un día fui a la fábrica con unos jeans y se enfadó conmigo. Mi padre estaba mucho por la empresa, es ingeniero, pero quiso ser arquitecto y trajo la sensibilidad a Puig. Esto me marcó.

Así que usted estaba predestinado a seguir en el negocio.

Me encontré dentro, y la verdad es que una vez allí intentas hacer las cosas con cierto espíritu. Pero mi padre me dio libertad. Y después veo que nos parecemos. Tiene 79 años y no dispone de un minuto. Es un hombre que lee, resuelve crucigramas en francés, y se va a ver cosas interesantes por España y fuera. Es curioso. Yo también, y eso es una desgracia.

¿Por qué? Más bien debe de ser un entretenimiento permanente.

Yo he querido ser muchas cosas, tengo muchos intereses. Podría ser cocinero, arquitecto, decorador…

De los grandes hitos de Puig, ¿hay algún recuerdo que se le haya quedado muy grabado?

Bueno, fue muy importante cuando llegamos a un acuerdo con Paco Rabanne en París. En aquella época no estaba bien visto ser español en Francia. Cuando firmamos el acuerdo y salieron a la calle mi padre y mi tío, y la gente se tiraba piedras. Era el mayo del 68.

Eso es el pasado. ¿Qué cualidades debe reunir un empresario moderno?

Yo no me identifico con esa clase ejecutiva de yuppie agresivo. Todavía me sitúo en la voluntad de hacer bien las cosas, quizá más pequeñas, pero bien hechas. El trato humano, las personas, la responsabilidad social. Si la quimera del empresario es ganar dinero, no es lo que me interesa. Evidentemente, es necesario retornar las inversiones, siempre a largo plazo. Se trata de construir algo. Nuestro trabajo requiere responsabilidad y saber estar en los tiempos fáciles y en los difíciles.

Cinco mil trabajadores tiene Puig hoy en día. Creo que usted es un gran defensor del trabajo en equipo, de los “brain-stormings” conjuntos.

Es que al final… el trabajo lo harán las personas de las que te rodeas. Uno ha de involucrarse mucho en la búsqueda de personal, en tener gente que realmente encaje, y hacer una gran familia. Es ese componente familiar lo que no se ha de perder, en contraste con las grandes multinacionales.

¿El hombre de negocios tiene amigos?

A mí el trabajo me había aislado mucho, pero ahora he vuelto a los amigos de toda la vida. Es como una regresión interna, tras una vida muy trepidante. Nuestro trabajo nos aísla, hay una tendencia natural a hacernos más fríos, más pragmáticos. Mi abuelo decía: “No hagas negocios con los amigos, haz amigos con los negocios”.

¿Pide consejo a su padre?

Cuando estoy sometido a una presión máxima, mi padre siempre tiene más perspectiva que yo y me dice: “Tranquilo”. Para mí representa la esencia o el alma del visionario que tiene pasiones a largo plazo. Y creo que es un perfeccionista.

Le ha llamado visionario. Desde luego, Puig lleva décadas anticipándose en la apuesta por la moda de autor.

La generación anterior nos introdujo en el mundo de la moda, con Paco Rabanne y Carolina Herrera, incluso con Nina Ricci. Entonces sentimos que era importante gestionar una marca de una manera global. Y eso implica trabajar con una visión que se tuvo quizá hace ya cuarenta años. Creemos que la creación de la imagen es importante y la moda es un buen vehículo de la imagen. Además, el motor de la perfumería no deja de ser el mundo de la moda. Y a la vez la perfumería es un acceso a las marcas de lujo, con lo cual tiene que haber una compenetración entre ambas.

¿Se refiere a la capacidad para soportar y aguantar talentos con mucha personalidad?

La gente creativa tiene ciertas características, pero también es eso lo que las hace especiales. La diplomacia es clave en nuestro día a día.

Usted recibe un encargo así: “Haga un perfume para Prada”. ¿Por dónde empieza? ¿Piensa en nardos, en el packaging?

Lo primero de todo: es un trabajo conjunto. Con la fuerza de Prada y nuestros conocimientos podemos recurrir a grandes talentos. Y luego está una idea que tenía Miuccia: lanzar un producto que todo el mundo espera, pero que a la vez sea clásico. Tienes que reinventar la perfumería. Ése es el reto. Ha sido un gran esfuerzo para todos, pero ha valido la pena, creo que sorprenderá el resultado. Por otra parte, ahora estamos haciendo un nuevo proyecto sobre el “Dos”, de Comme des Garçons. Dicen que es un perfume adictivo y bueno como una medicina.

Imagino que Rei Kawakubo, la creadora de la marca, es una especie de líder espiritual y artístico.

Ella siempre se coloca a una distancia, va siempre por delante rompiendo moldes y buscando aquello que no existe. Realmente es un icono, como lo son Paco Rabanne o Miuccia Prada.

Rabanne debe divertirle mucho.

Rabanne es un tío muy cachondo y tremendamente inteligente y creativo. Y luego está la aventura americana con Carolina Herrera Moda, personaje entrañable con el que hemos construido un gran proyecto y por la que tenemos gran respeto y admiración; y volvimos a tener a Renée Zellweger para los Oscar, que esta vez sí ganó. Ya ves, ¡quién iba a decir que nuestro grupo vestiría a dos de las cinco candidatas al Oscar a la mejor actriz el año pasado (Salma Hayek) y a Renée, la ganadora de éste! Y no podemos olvidar a la apuesta creativa de Lars Nilson en Nina Ricci.

Cuando la generación de su padre en Puig ve todo esto, debe sentirse muy orgullosa.

No son propensos a la euforia, la felicitación no forma parte de las características del catalán.

¿Seguirán con la marca Paco Rabanne cuando éste se jubile?

Paco Rabanne ha tenido la generosidad de buscar y alentar a una persona, Rose Marie Rodríguez, y eso es muy poco común en la moda. Rose Marie ha aportado un lado femenino que, evidentemente, ha sido muy positivo. Y Paco es el primero en reconocerlo. Es un creativo que ha influido mucho, al que merece la pena escuchar. Con él puedes hablar de arquitectura y de muchas otras cosas. También tiene ese lado esotérico, es un hombre de purezas.

¿Qué le parecen las últimas tendencias en cosmética masculina? Ahí está el maquillaje para hombres.

El hombre siempre ha utilizado cosmética femenina, y está claro que se merece sus propios productos. Es un mercado que irá creciendo. No tengo problemas en admitirlo.

¿Se va rompiendo aquel prejuicio de lo que se supone propio de hombres y de mujeres?

Sí, pero también en otros ámbitos. Yo tengo muchas mujeres trabajando en nuestro equipo de dirección. No estoy de acuerdo con esto de las cuotas, pero el hecho es que al final hay más mujeres que hombres en puestos de responsabilidad. Lo importante son las personas. Ya he superado esa barrera de pensar si son hombres o son mujeres. O heterosexuales u homosexuales.

Habrá homosexuales en su plantilla, imagino.

Evidentemente. Pero no los tengo por su condición sexual, sino por su talento. Hemos de ser más amplios en todo. ¿Por qué un mismo perfume no lo pueden utilizar hombres y mujeres? Por ejemplo, el “Dos”, de Comme des Garçons, lo usan hombres y mujeres.

Pongámonos a soñar. ¿De qué diseñador le gustaría hacer el perfume?

No puedes afrontar todas las batallas porque al final perderás la guerra. Es importante focalizar.

¿Hay algún perfume histórico que le habría gustado crear?

Hay perfumes sublimes, como “Shalimar”, de Guerlain, “Chanel Nº 5” o “L’Air du Temps”, de Nina Ricci.

Y el rastro de un perfume, ¿cree que puede llegar a ser como la magdalena de Proust, que la comes y vas abriendo cavidades en el cerebro?

El olor es un mundo muy amplio. Vinculas olores con cosas. Es un mundo muy rico, más rico que el del gusto.

¿En qué zona de Barcelona vive?

En la Bonanova. Pero salgo poco. Cuando vienen los Prada me dicen: “Llévales a un lugar moderno”. ¿Pero cómo los voy a llegar a un lugar moderno? Miuccia fue un día al Isidre y se enamoró de los tomates.

Publicado en Mi Smythson

2 comentarios

  1. Martin Martin

    Ke belleza de entrevista Joana, y realmente rica.

  2. Conxi Conxi

    Realmente me ha encantado la entrevista. Todo! En especial esas respuestas que denotan que detrás de una imagen hay una gran persona. Ha merecido la pena.

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