Saltar al contenido →

Otoño de caza

DMrSO-PXcAAfBen

Desflorece el otoño por fin, caen las primeras hojas ocres que alfombran el parque de El Capricho, y los machos hispánicos más poderosos que algún día le dieron una zurra a una mujer que no era la suya empiezan a temblar. En Madrid –en redacciones, gobiernos y empresas– están bien identificados los pichas locas. La confesión pública es imparable en Hollywood y en las cortes: hasta el ministro británico de defensa que ha dimitido por ponerle la mano en la rodilla a una periodista –¡en la rodilla, sí! con los carros y carretas que han aguantado muchas periodistas españolas por parte de besucones salivosos–. Recuerdo a una azafata que aún con el susto en el cuerpo, me contó que su directivísimo insistió en acompañarla a casa y, como en las malas pesadillas, el coche acabó en un descampado donde él intentó campar a sus anchas También tengo en mente a aquel político que recibía en albornoz, o a un reportero intrépido que en mitad de la nada le pedía a su compañero de fatigas que se tumbara en la cama porque quería masturbarse mirándolo. A casi todas las mujeres nos han puesto una mano el culo cuando menos lo esperábamos. Algunas contestábamos con una bofetada, otras con una peligrosa risita falsa. Muchos truhanes de la llamada alta sociedad han paseado dos morales: la privada y la pública. He conocido a Ceos que tenían la amante en París, y en verano le ponían piso en Marbella para tenerlo todo cerca. El fin del derecho de pernada es el tema del día, además del look tintinero de Puigdemont, convertido hoy en cómic. Con qué facilidad pasamos de la preocupación al esperpento. El asunto catalán es tratado ahora en este Madrid donde permanecen en los balcones las banderas españolas igual que en un libreto zarzuelero. Ahí es donde hay que pisar para entender la ciudad, el Teatro de la Zarzuela, ese viva la Pepa aplaudido por las espectadoras castizas fieles al cardado y la laca Elnett. Tercera edad hiperventilada y público gay con pluma, sin duda los dos sectores de la población más animosos, despidieron a Rossy de Palma, a quien todos se rifan, en la opereta El cantor de México. A final de mes, se espera allí Silvia Pérez Cruz, que presentará su disco Vestida de nit. La cantante entusiasma a los madrileños por su voz y su belleza que resultan tan exóticas como familiares. Ella no hace de la lengua un género, sino que hace música con el cuerpo entero y en cualquier lengua: portugués, inglés, catalán, castellano…

El rancio abolengo abre la temporada de caza, mientras que las fincas para bodas y bautizos se renuevan a fin de sacudirse la caspa y el verde loden. La Hacienda Campoamor, donde se casan las familias del pijerío mesetario, ha sido renovada por el maestro de decoradores Pascua Ortega. Dorados y espejos, tan en tendencia; vibrantes colores de campo ilustrado; lo clásico –hasta algún tapiz en la pared– y moderno (como plantas colgantes aquí y allá) hermanados y, de fondo, un espíritu rustic chic en busca de filtros de luz. Para la inauguración, hubo un cóctel en un primer salón, donde las etiquetas que reposaban sobre las mesas sentaban a grandes personajes ya fallecidos. Las señoras botoxomizadas buscaban desesperadamente su nombre, aunque solo hallaban los de Sara Montiel, Marlon Brando, Pablo Picasso o Edgar Allan Poe. El segundo salón sí era para cenar: gazpacho, sardinas –ahora manjar de ricos– y solomillo. Allí ser reunieron el cirujano de las vips, Enrique Monereo, Roberto Torretta y su mujer, Carmen Echevarría –los casi consuegros de Amancio Ortega–, Ana García Siñeriz, Antonio Escámez, las hermanas Blanca y María Suelves, la condesa de Carvajal, el empresario catalán Juan Mata, que se autopresenta “exiliado en Madrid”. Hoy, todo el mundo que sale en televisión y en redes pretende ser celebrity full time job. Según los relaciones públicas de la villa y corte, los vips más preciados e icónicos para las fiestas siguen siendo Isabel Preysler y su entorno. “Son las que mejor lo han hecho” me dicen los relaciones públicas: han sabido exponerse sin quemarse. Tamara Falcó felicitó en su Instagram el día Todos los Santos reivindicando “nuestra fiesta cristiana”. Otro nombre cada vez má solicitado es el de Alejandra Silva, novia de Richard Gere, empresaria de éxito muy involucrada en Fundación Rais, que vive entre Madrid y Nueva York. De ella dicen sus íntimos que es “una persona íntegra, solidaria y muy espiritual”. Los apellidos reales ya no venden, excepto los de la Infanta Elena y sus hijos. Es tiempo de cachorros de la alta sociedad, almas budistas y conciencias delatoras.

Publicado en La Vanguardia

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.