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La era ‘rosé’

SB brush stroke pink

Los colores tienen vida propia, y la evolución de sus usos y significados es un indicador de cómo la cultura visual se afana por identificar un mensaje. El rojo es peligro, pero también oferta, pasión y fórmula 1. Los zapatos rojos del Papa y las alcobas escarlata de los burdeles. El verde representa ante todo el código ecológico: no hay producto sostenible que no luzca ese valor en la tonalidad que identifica el paisaje; también es propio de las paredes de guarderías y habitaciones juveniles, aunque sea también el color del quirófano. Relacionamos inmediatamente el naranja con el budismo y con Holanda, pero fue el icono cromático de la llamada revolución naranja en Ucrania y hoy tiñe el emblema de Ciudadanos como si quisiera representar el cambio. El lila, atesorado por la liturgia, el feminismo y Prince, hace lo propio con Podemos. El rosa, en cambio, no ha sido un color de banderas hasta que la lucha contra el cáncer de mama lo enarboló para universalizarlo. Se ha asociado a lo cursi, lo débil y lo femenino, aunque durante siglos los niños, como el príncipe Arturo en el cuadro de Franz Xaver Winterhalter, lo vistieran. Hoy, las pequeñas de siete años lo detestan por empacho y en su lugar se apoderan del azul.

Por ello, asisto con interés a la nueva biografía del rosa. En los restaurantes ya no basta preguntar “¿blanco o negro?”. El rosa empolvado se impone esta temporada, y el marketing ha entrado en él a brochazos, mientras sigue espumando el deseo de champán rosé en las noches de verano. No podía ser menos: Brad Pitt y Angelina Jolie producen en sus viñas de la Provenza francesa un caldo rosé llamado Miraval. En la moda, las modelos robóticas de Louis Vuitton han demostrado que el rosa es el nuevo color de pelo. Lo llevan en mechas Barbie equipo de investigación, it girls, blogueras y estrellas del pop del estilo de Nicki Minaj. También esmalta los smartphones, que este verano se rosifican, ya sea el iPhone 7, el Samsung Galaxy S7 Edge o el LG G5, con tonos pálidos pero lustrosos. Pantone ha elegido el rosa cuarzo (13-1520) como uno de los colores del año, y en el diseño de interiores, la última edición de Casa Decor ha demostrado que las paredes, sofás y alfombras rosadas son tendencia.

El rosa se manifiesta igual que una tercera vía: ni los blancos nucleares y tediosos, ni los negros oscuramente antipáticos. “Think pink”, dicen los británicos cuando quieren invocar el pensamiento positivo y la confianza en el futuro. Las encuestas presagian un renovado colorido en el resultado que nos dejarán las urnas el próximo domingo. Ni blanco ni negro. No sé yo si no aguardan impacientes las burbujas de la nueva política rosé.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

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