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‘Histeriquear’

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Rajoy ha puesto, una vez más, el dedo en la herida abierta, y ha pedido al PP valenciano que no caiga en “la histeria”, que es precisamente el estado en el que ha estado sumido durante años: una permanente excitación nerviosa salpicada de cambios de humor, exhibicionismos de todo tipo y convulsiones judiciales, incluidas las parálisis falleras y los sofocos de vergüenza ajena. Cuántas generaciones de mujeres tuvieron que sobreponerse a la maledicencia cuando se las acusaba de ese mal supuestamente derivado de su útero –ya que histeria deriva del griego hystéra: matriz–, y se especulaba que de los hervores de aquel órgano tabú brotaba esa clase de demencia tan vistosa y apasionada. Hasta que empezó a identificarse a los primeros machos histéricos, tan vulnerables como las hembras así etiquetadas.

La psicología asegura que los síntomas histéricos son un intento de defensa, una autoprotección, en una situación que no sabemos cómo se resolverá: un estar en guardia, pero a la vez un hacerse notar. Aunque también existe la llamada histeria colectiva, a la que ahora se refiere Rajoy, quien pretende rebajar sus espasmos. Los efectos de la ansiedad se multiplican en las puertas de los juzgados valencianos y rodean a los encausados. No faltan quienes aplauden con los ojos cerrados a sus amigos, como Francisco Camps, que se mostró indignado ante la angustia que estos días viven sus compañeros a golpe de registro e interrogatorio. “Rita Barberá vive de alquiler y no se ha llevado ni un paquete de rosquilletas”, ha manifestado alto y claro devolviéndole el apoyo que la exalcadesa le brindó cuando lo del sastrecillo valiente: “No asaltó el Ayuntamiento, sino que ganaba por mayorías absolutas”.

Uno de los síntomas más comunes de la histeria es una reacción de inmovilización corporal, como la que tiene preso a Rajoy, y de la que en el PP sólo escapan las voces que se han rebelado, como las del portavoz Casado –“estamos hasta las narices de la corrupción”– o Antón Damborenea, presidente del partido en Vizcaya, quien muy freudianamente aseguró estar “hasta los cojones”.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

2 comentarios

  1. superj a 10.710 km superj a 10.710 km

    sorry, me parece que has sido excesivamente indulgente
    no se merecen un trato delicado
    estar hasta “allí” no entra en mi lenguaje, pero…
    ese despilfarro enloquecido…
    esos aeropuertos sin aviones… (y a tiro de piedra de los otros)
    eso de “que se jodan”…

  2. superj a 10.710 km superj a 10.710 km

    perdona, es q me he enterado recién en elpaísdigital :

    rajoy : he hablado con rita barberá y dice q es inocente

    no se hable +

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