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Bikinis, amores y couché

En verano cada vez se recorta más la distancia entre lo urbano y lo playero y se agrandan las brechas entre clases: de los yates llenos de modelos en Ibiza a la nevera portátil en una playa atestada de Salou o Matalascañas. Pero no es lo mismo desvestirse que malvestirse. Las ciudades habitadas por chanclas, sombreritos y tirantes del sujetador a la vista dimiten de su compostura igual que un helado derretido: nada importa cuanto se te han llenado los dedos de nata. La humedad enmaraña el pelo, la sequedad daña las mucosas y los establecimientos de culto al body que proliferan por España para colmar sueños de última hora te recuerdan que el secreto de Paula Echevarría y el resto de it girls lozanas es el chaleco mojado: 25 minutos de electroestimulación y tesón. Me pregunto por qué en el couché a todas les hacen la misma foto que tantas confusiones crea: en bikini, de pie y cabizbajas; podrían parecer melancólicas obstinadas pero en verdad se miran la punta de los pies y la tripa, bien metida.

Iniciamos el pseudoperiodismo fantasioso del verano, donde estrenar bikini y lanzarse al agua es noticia, aunque los únicos méritos de sus protagonistas sean los de pertenecer al santoral de la fama. Las hay ociosas, que ya sea por familia, marido o vestuario han conseguido que todo su trabajo se reduzca a plantarse frente a los paparazzi y sonreír, con cierto desdén: “La indiferencia de cada día, dámela hoy…”, como escribía Sandor Marai en sus diarios. El photocall universal del bikini se ha convertido en un clásico. Las profesionales, en cambio, las que posan para Bruce Weber o Mario Testino, en vacaciones se alejan de los flashes. Ahí está “el cuerpo”, o mejor dicho, los 51 prodigiosos años de Elle Macpherson, una de las pioneras en inventar a la modelo imperecedera. En un oficio tan fugaz y cambiante como la moda, han demostrado que nacieron para permanecer, burlando la gravedad. Por eso ella exhibe en Hola! una felicidad de yate de tres pisos, caderas de adolescente y sombrero de cowboy.

Otra inquilina de las revistas, a veces a muy pesar suyo, es la duquesa de Montoro, Eugenia Martínez de Irujo, que ha ennoviado con el “privilegiado” que así se confiesa, José Coronado. Y es que, como dijo Lincoln, a partir de los cuarenta cada hombre es responsable de su cara. Eugenia es impenetrable, voluble y vulnerable, todo a la vez. Las lágrimas por la muere de su madre humidificaron su sequedad de palabras. La he conocido simpática y antipática. Caprichosa y cabal. Sufridora e indiferente. Estirada y cercana. Fiel al hippie-chic. Y poco más. Ahora, la España milagrera ha hablado, en boca de Carmen Tello, íntima amiga de su difunta madre: “Yo creo que Cayetana desde el cielo le ha enviado a Coronado para que la haga feliz”. El actor, un hombre de gustos sencillos exceptuando las mujeres, convertido en ángel con chupa de cuero y casco de motorista. No me negarán que las parejas de Hollywood son más previsibles que las de esta veraniega “España nuestra”.

En los cielos / E.L. Doctorow

¿Qué sería de la literatura norteamericana del siglo XX sin ese caudal de talento y autoconciencia que representan los Saul Bellow, Bernard Malamud, Phillip Roth, Isaac B. Singer o Norman Mailer? Doctorow jugaba en esa liga y no sólo por sus raíces judías. Le sobraban talento y autoconciencia. De hecho, en su obra monumental, la historia de los EE.UU se entremezcla una y otra vez con sus ficciones. Se ha ido igual que vivió, discretamente. Ni la fama de las adaptaciones al cine de algunas de sus novelas cambiaron a un hombre sencillo y discreto, poco amigo de glorias mundanas. “Siempre tengo la sensación de que, en la vida real, no tengo la capacidad de decir cosas interesantes, de discernir lo correcto de lo incorrecto; me siento mucho más seguro, más cómodo, escribiendo”. Gloria a Doctorow.

Perro verde / Quim Vila

Fundado en 1932, en el Born, el colmado Vila ya vendía cajas de vino y licor a los restaurantes de la zona con la avidez de descubrir buenos caldos y de asegurar el dorado punto medio entre paladar y felicidad. En 1993, Joaquim Vila –tercera generación– junto con Francisco Martí (Ca n’Estruc) pone en marcha Vila Vinateca, el paraíso de Baco –200 bodegas en el catálogo– y entran en complicidad con los winemakers más audaces. Ahora, se cumplen diez años de la niña de sus ojos: El perro verde, un verdejo extraño –con preciosa etiqueta del ilustrador gallego Miguelanxo Prado– y lo festejan con una edición limitada. Pero lo más extraordinario es la pasión, la fe y el amor con que Quim Vila ha elaborado una auténtica pedagogía del vino en un país productor que vivía ajeno a sus prodigiosas viñas.

Perejil latino / Antonio Banderas

Con qué profesionalidad interpretó su discurso de agradecimiento cuando recibió el galardón de honor en la gala marbellí de los Premios Platino de Cine Iberoamericano. Memorizado y con sobredosis de orgullo hispano-latino: ¡vamos a robarles Hollywood a los norteamericanos! El icono malagueño que luce su ciudad hasta en la sopa ha hecho una transición sentimental glosada paso a paso por el couché. Ahora ya enseña michelín junto a la ejecutiva tan holandesa como hierática Nicole Kimple –las comparaciones con super Melanie son odiosas–- El mundo Banderas ha perdido glamour pero ha ganado en músculo. “Aún no he hecho aquello por lo que se me recordará”, ha dicho. En la madurez puede haber confusión y misterio; pero ¡ay cuando la humildad se confunde con la inmortalidad!

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

Un comentario

  1. Congrats per l’article d’avui de Coco Chanel. Conec el tema, he llegit la bio, he vist dues vegades la darrera pel.licula amb T. Audry i Emmanuelle Devos…però m’ha fascinat la teva narrativa que m’ha fet parar i interessar-me per l’autor. Espero amb interès el teu proper article. Molta sort, Marta

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