Saltar al contenido →

La soportable levedad

Icaro Matisse

Vivimos tiempos de cambio de formatos. O mejor dicho, de adelgazamiento, recorte y levedad. De los libros cortos a las cenas frugales, lo mini -nano incluso- y lo light han catapultado su reinado. Queda descatalogado lo exhaustivo, lo latoso y lo fatigoso. El arte de la inmediatez exige ritmo y tijera; escapar de lo prolijo en favor de la transparencia es un imperativo que se cuela en todos los medios y registros. Mensajes sutilísimos amparados en la cultura de las app demuestran cómo el mundo se apoya en entidades invisibles: del genoma a los bits sin peso, la nube o el bitcoin.

La inmensidad de la red, donde no hay límites de extensión, choca con esta nueva noción de la materialidad escuchimizada. Aunque lo ostentoso pierde fuelle mientras lo ingrávido cotiza. Tiempos donde se declaran nuevas y livianas adicciones. A las series, por ejemplo, aceptando la cantinela que venimos escuchando desde hace algunos años, mitad por verdadera, mitad por repetida, de que la ficción televisiva -la fórmula gafapasta para decir “las series de televisión”- ha superado al cine en calidad y originalidad. Al cine de Hollywood, claro, porque no deberíamos olvidar que hay cine -y de gran calidad- más allá de las palmeras californianas. En la oficina, en los periódicos, en las reuniones de amigo, todo el mundo habla de ellas, tanto que el término spoiler (literalmente el que arruina algo, en este caso revelando vericuetos de la trama) se ha convertido en uno de esos insoportables neologismos à la mode.

La levedad es el ideal: de las colas de la burocracia a los expedientes on line, de las comilonas de antaño a las sojas, quinoas y alimentos bio, de las botas de cowboy a los zapatos con cápsulas de aire, o “zapatos que respiran”, reza una marca, pretendiendo alcanzar el sueño de poner alas en los pies. La materia voluminosa cae en picado en la nueva cotidianidad, y algunos tejidos ligeros, como el cachemir, se convierten en el auténtico must del llamado lujo experiencial. Adscritas a la tendencia micro -de microrrelatos a micropigmentaciones-, marcas y tiendas presentan sus llamadas colecciones “cápsula”, y las novelas lacónicas nos recubren de feliz eficacia (empezar y acabar rápido). Todos queremos pesar menos, andar como si fuéramos descalzos y liberarnos de cargas. “Existe una levedad del pensar, así como todos sabemos que existe una levedad de lo frívolo; más aún, la levedad del pensar puede hacernos parecer pesada y opaca la frivolidad”, escribía Italo Calvino acotando bien la noción de lo espeso. Y así es: bien sabemos que la levedad y la ligereza resultan insoportables cuando son triviales en lugar de sublimes.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

8 comentarios

  1. Excelente texto, Joana Bonet!
    Sustanciosas y originales son adjetivos que definen perfecto estas columnas tuyas, tan tuyas.
    Gracias,
    Y

  2. Hola una forma muy sutil de expresar la realidad de nuestra sociedad hoy en día con su obsesión por lo inmediato y lo sintético a lo que la vida apresurada nos orilla.

  3. Ismael Varo Ismael Varo

    Al leer estas líneas me pregunto, ¿es en realidad, la sociedad quien impone estas pautas? o ¿es resultado del mercantilismo y los falsos estándares de nuestra sociedad, que publicita la televisión de nuestro país?

    Y resulta que teniendo acceso a tanta información, con la tecnología a nuestra disposición, no pueda ser tan sustanciosa o profunda nuestra forma de pensar, de reaccionar y proponer, al formularnos una idea propia.

    Habría que procurar, darnos todo el tiempo que sea necesario, para actuar con identidad.

  4. Jessica Soto Jessica Soto

    Antes que nada una felicitación por la forma de expresión que tiene.
    El tema es muy interesante sobre todo porque toma puntos de la sociedad que muchos nos negamos a aceptar como lo son la gran influencia que tiene para nosotros toda la mercadotecnia que hoy en día hay como lo menciona, el cine claro que hay un cine fantástico que algunas veces como reflejan la cruda realidad preferimos quedarnos con lo típico que sabemos que pasara.

  5. Jannet Vivaños. Jannet Vivaños.

    Me fascina la forma en que expresa la levedad de lo cotidiano que a mi me parece que puede caer si no es bien entendida en la irrealidad y la superficialidad de las cosas.
    Es muy delgada la linea que separa lo trivial de lo sublime y las tendencias actuales apuntan ya sea por el estilo de vida o por los ideales que se persiguen a la ligereza. No debemos dejarnos sorprender por la frivolidad o a la apatía a la que esta nos puede llevar.

  6. Hola

    Hablar de levedad es la expresión mas adecuada a la actualidad, sólo basta con hacer un balance de las acciones que llevamos a cabo día a día con la ligereza que se toman. Capto mi atención Joana Bonet con este artículo, inevitablemente estamos en tiempos de hacer reflexión acerca de la ligereza con la que se piensan la vida.

  7. Guivaac Guivaac

    Excelentes lineas Joana, me hizo voltear y ver la realidad de los tiempos en que estoy viviendo, una carrera apresurada en la forma que vivimos. Durante mi infancia la forma de vida era otra (y eso que no estoy tan viejo), el simple hecho de sentarte en una mesa y conversar con los demás era una grata charla, ahora las platicas entre amigos se ven amenazadas en la mesa por los famosos gadgets que sacamos a presumir durante un encuentro entre amigos.

    Saludos

  8. José Leonardo Mata Alvarado José Leonardo Mata Alvarado

    Excelente columna. Aquí quedaría una pregunta abierta ¿Realmente es soportable la levedad? Freud y en general el psicoanálisis nos han demostrado la gravedad de la levedad. En la época victoriana el ser humano denunciaba las injusticias contra “el ser” o el “yo” al verse reflejado en los síntomas histéricos o en las neurosis. Hoy la modernidad ha pasado por encima de nosotros.
    La modernidad con su racionalidad ha pasado por encima de todos nosotros, las tecnologías ahora están en contra de nosotros. Erich Fromm ya nos advertía sobre ésto. No sólo es que el mostruo que hemos creado se ha vuelto contra nosotros sino que además se une al consumismo y nos deja en un plano de levedad vacía.
    No se puede negar el “bum” de las series, ni que su producción y sus argumentos sean mejores que muchas películas de Hollywood de los últimos años, sino que también es lo que está mas al alcance. Las series se presentan en televisión abierta o en televisión por cable. También son más accesibles por Internet. Reflejan realidades, realidades distorsionadas y/o deseos; vivimos en una sociedad neurótica. Neuróticos como los describía Freud en su ensayo “Totem y Tabú”, parafraseando: los neuróticos son personas que dejan de hacer y sus “realizaciones” muchas veces sólo se limita al acto discursivo.
    La levedad es insoportable, es lo que cualquier persona que tenga contacto con el psicoanálisis se da cuenta. Pero la insoportabilidad queda tras el velo que otorgan las comodidades de la modernidad. Pero e un precio que tarde o temprano terminaremos pagando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *