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La penumbra de la soledad

Nicholas Alan Cope 1

En la era de la hipercomunicabilidad y de la empatía, de las redes sociales y el tecnoestrés, encuentran el cadáver de una anciana en su casa, acurrucada en el sofá y rodeada de pájaros. Llevaba cuatro años muerta. Sin nadie que la buscara ni la echara de menos, sin preguntas ni respuestas, desprovista de los vínculos -incluso los más débiles- que se establecen entre los miembros de la familia, esa que en pleno siglo XXI sigue ejerciendo el papel de las vigas maestras que sujetan la estructura de nuestra sociedad.

La imagen se abre paso en el cerebro con una plasticidad aterradora. Porque la noticia confirma cómo el fantasma de la soledad se erige implacable sobre un mundo de paredes de cristal que ha extremado su ilusión de transparencia, orden y control. No hablamos de la soledad con pedigrí, la del culto a la individualidad, las monodosis y la nanotecnología. Ni de la restaurativa, la que cada vez es más reclamada para “cargar pilas”, sosegarse y reconectar. Tampoco se trata de la misantropía maniática, la de aquellos a quienes les cuesta convivir y compartir y se diseñan un plan de vida autónomo, aunque a menudo sientan la necesidad de que al otro lado de la pared haya alguien -hasta el extremo de sentirse reconfortados al escuchar los pasos y los grifos del piso vecino-.

Hemos glorificado la soledad elegida, la que exalta y promociona el mercado en clave de autorrealización potenciando la necesidad de tiempo para uno mismo. Según expone con brillantez el neurocientífico David Eagleman en Incógnito, una forma de comprender mejor el cerebro es compararlo con un equipo de rivales que compiten a fin de alcanzar la misma meta, sólo que tienen diferentes maneras de conseguirla y de resolver los problemas; un péndulo que oscila entre el automatismo y la reflexión enfrentarnos al alcance de la soledad abandonada.

Porque ¿qué ocurre para que todas las defensas sociales dimitan de una vida? No es sólo la precariedad la que amenaza, sino los efectos colaterales del aislamiento sombrío. Cuesta entender cómo durante 1.460 días nadie echó de menos a la anciana, si acaso la leve curiosidad de los vecinos. Por lo que contaban a las televisiones, sus declaraciones construyen un bosquejo de la sensibilidad colectiva a pie de escalera: nos parecía raro que durante cuatro años las ventanas estuvieran abiertas y entraran los pájaros, decían unos; era una mujer antisocial, comentaban otros… Puede que al pasar por delante de la puerta sellada, más de una vez sintieran que en la penumbra de aquella soledad habitaba un misterio, o la nada.

La ausencia de redes tangibles y de equipamiento humano que corroboren la propia existencia o la propia ausencia es un drama cotidiano que padecen aquellos que no eligen la vida a solas, sino que se ven aprisionados por ella. Y no se lo pueden contar a nadie.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

10 comentarios

  1. Cynthia Juliana López Cynthia Juliana López

    Me encanta la manera en que se expresa de 2 puntos fundamentales y claves del texto y que van de la par como son: la vanguardia y la tecnología las cuales sin sin duda propician a una soledad… Una soledad ocasionada por el desequilibrio de ambas. Hoy en día es común ver como la gente vive pegada al correo electrónico a la hora de comer olvidándose se la sana y motivante convivencia con sus compañeros, familia… provocando una soledad consigo mismo.

    La solución no es quitar y tratar de desaparecer las causantes de la soledad (vanguardia y tecnología) ya que son 2 de tantas cosas en la que forman nuestro futuro… simplemente no olvidarnos de los mínimos tecnología y de usar herramientas de trabajo de hace tiempo como la lectura a través de un libro.

  2. Me resulta muy interesante el texto, ya que tristemente es muy cierto se a perdido todo contacto humano afectivo y nos encontramos con una barrera de indiferencia total en donde la practicidad es el único fin.
    Vivimos en un mundo sumamente materialista, soberbio en el que no se da el tiempo para lo realmente importante.
    Desafortunadamente en la actualidad estar atados a la tecnología ya es indispensable; así mismo lo exige nuestra sociedad doble moralista.
    Con estas ya conocidas redes sociales que de ser privilegio de algunos pasaron hacer necesidad de todos.

  3. María de Lourdes María de Lourdes

    Esta interesante este tema porque hoy en dia en cada lugar permanecen aislados por sus diversas actividades y la mayor parte no se preocupa de como pueda estar el vecino o persona ajena. En el caso de la señora que pasaran tantos años sin que nadie si diera cuenta que no existia es algo que uno se debe en preocupar de tener comunicación con los que se tenga más confianza, vecinos , compañeros de trabajo. escuela etc. Y a la vez no estar tan metidos en los medios electronicos a todo darle un tiempo para no olvidarse de lo que nos rodea.

  4. Luis Enrique Estevez Cruz Luis Enrique Estevez Cruz

    Consulto este blog y me queda claro que lo redactado es muy cierto ya en la actualidad los intereses sociales y personales son otros, como los medios de comunicación, es tan sencillo tener conversaciones con seres queridos o personas en general, sin necesidad de saber como se encuentran fisicamente solo con escuchar su voz o ver que me responde por mensaje nos quedamos tranquilos.

    la soledad tiene dos caras, una que te ayuda a encontrarte o a reflexionar sobre ti y otra que te deprime y puede llevarte a la muerte y no por suicidio, sin no por que la gente geriatrica como es la protagonista de este texto, necesita asistensia y apoyo personal de los que le rodean…

    no hay que actuar o hacer cosas que no nos gustaria que nos hagan a nosotros.
    hay un dicho bien dicho: como te vez me vi como me vez te veras y no hay que dejar a esa gente desapercibida o sola por que de los ancianos aprendemos día a día.

  5. Adriana Gonzalez Moran Adriana Gonzalez Moran

    El relato de “La penumbra de la soledad” nos lleva a la realidad actual, donde el interés de las personas por la tecnología ha rebasado el interés por las personas mismas, es increíble que al hacer reflexión sobre el contexto, me doy cuenta yo misma que a casi dos años de vivir en mi nuevo domicilio, no sé quienes son mis vecinos… sorprendente no?; no cabe duda que cada vez nos interesa menos conocer a las personas que nos rodean personalmente pero en la red tenemos cientos de “amigos”, ahora me pregunto…¿realmente serán mis amigos?, ¿se darían cuenta si yo como la anciana muero?, no lo sé y aunque la tecnología sea necesaria para desarrollar nuestras actividades cotidianas, no debemos olvidarnos de las relaciones humanas y sobre todo del contacto físico.

  6. Es en esta era, que por los medios de comunicación nos enteramos de lo que le aconteció a esta anciana, ahora tenemos la facilidad de saber como murió, pero lo que no podemos saber es como vivió, antes de morir, ¿que le llevo a terminar tan sola? es la pregunta que ahora me hago, nadie la busco, no creo que sea simplemente el aumento de los medios de comunicación, radio televisión e Internet, sino los valores que se han ido perdiendo día a día, el respeto a nuestros padres y a nuestros semejantes, la des humanización, y la indiferencia que nos causa, ver ancianos en la calle sin un trabajo y sin nada que comer, no podemos acabar con la pobreza de todo el mundo, ni con la soledad de los demás, podemos hacernos cargo de nuestra propia vida, retomando los valores, y educando con el ejemplo a nuestros hijos.

  7. La penumbra de la soledad, nada mas real en nuestro mundo actual dada la aglomeración de mas de 22 millones de habitantes en el área metropolitana con una mezcolanza religiosa, política y étnica donde se aplica la ley del mas fuerte en esta selva de concreto y acero. Yo trabajo en seguridad publica en el área de rescate y es muy común encontrar victimas con días y hasta meses de muertas pero ¡cuatro años! increíble me gusta la forma como aborda el tema Joana Bonet y lo presenta de manera que el lector se integra a la realidad cruda de la ciudad donde lo imposible surge, al grado de pasar 1460 días sin interés en un ser humano ni vecinos, familiares, o autoridades ¿cual es la razón ? si es que existe alguna como dijo Cervantes en en “El quijote” “La razón de la sinrazón suya”.
    Estamos tan inmersos en nuestros roles cotidianos que no invertimos tiempo en nuestros semejantes aunque estamos en el mismo vehículo… nuestra ciudad.

  8. Todos los comentarios son asertivos estamos en una era de la comunicación por este medio que permite conocer acontecimientos que en otros tiempos era dificil de conocer o se tarbaba en llegar la informacion y era poca gente la que tenia la información.

    La penumbra de la soledad nos describe de lo que es una persona capaz de perder contacto del entorno que le rodea hasta el punto de ser desapersibida por quien la rodea y a la vez de este mundo de apatia ensimismado de no darse cuenta que afuera hay personas que rodean tiempo espacio que nos perdemos por la soledad…

  9. Ana Luisa Grande Carrasco Ana Luisa Grande Carrasco

    La penumbra de la soledad es muy cierta trata muchos puntos en primera estancia esta la vejez cuantas veces nos hemos olvidado de cuidarlos, de darles amor y sobre todo de estar pendientes de ellos ya que no son autosuficientes,en segundo la soledad todos muchas veces nos hemos sentido solos porque cada uno tenemos necesidades de afecto sin embargo,hemos dejado llevarnos por lo ultimo y mas importante los medios de comunicacion masivos es muy cierto que facilitan los trabajos,es mas facil de buscar y aprender, de comunicarse y de divertirse pero dejamos a la familia a un lado por estar en la computadora o el celular no tenemos que dejarlos lo que debemos de aprender es de volver a retomar los valores que nos enseñaron desde pequeños seamos concientes de ello que esto que leemos nos enseñe y modifique nuestra forma de pensar.

  10. Yesica Ibet Cruz Yesica Ibet Cruz

    Cada dia la tecnologia avanza mas, y es muy cierto que esta misma nos aisla ya que cada dia a mas temprana edad se ve el uso de estos medios de comunicacion, y a la vez nos acerca con nuestros seres queridos cuando nos encontramos lejos de ellos, aunque sin duda no es lo mismo una llamada que estar frente a esas personas y recibir un calido abrazo, un saludo.

    Aveces por las prisas en que acostumbramos a vivir no nos damos el tiempo de conocer a nuestros vecinos, vivimos aislados y eso se vuelve una manera erronea de rutina.

    No debemos olvidar los valores que nos fueron inculcados y quienes nos los enseñaron.

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