Todo lo contrario que la holandesa Dusk TV, que hace un par de años creó el primer canal de televisión temático sólo para mujeres, y acuñó porna. La feminización del término implica un diferencial en los contenidos de esos filmes con respecto al clásico porno: sexo explícito, sí, pero con parejas reales, hombres guapos y mujeres sin cirugías. Y fuera las clásicas escenas de machos alfa que a ellas, lejos de considerarlas proezas eróticas, les repugnan.
Historias que avanzan de la insatisfacción al descubrimiento y el éxtasis sexual, a cualquier edad, contenían la mayoría de relatos que leí como jurado del premio de literatura erótica escrita por mujeres Válgame Dios. Sus promotoras, Beatriz Santamaría -una conocida agitadora cultural de Chueca- y su hija, la actriz Candela Arroyo, decidieron alentar una reescritura del género en femenino. El resultado: dominio del ansia por descubrir el placer verdadero mezclada con torpes clasicismos y confesiones terrenales, como la de una mujer que para emprender su placer solitario recurre siempre a una foto de Arturo Pérez-Reverte. El hijo del erotómano Berlanga, Carmen Rigalt, Fernando Rodríguez Lafuente, Sandra Berneda, Javier Rioyo, Oscar Mariné, entre otros, hicieron ganadora a una historia de Adán y Eva, de Laura M Lozano, escrita al revés. Sobre la fortuna que ambos experimentan cuando se ven por primera vez desnudos. Y se gozan. Puede ser que en esto consista el porna.
es muy malo