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Sontag y Leibovitz, a cuatro manos

Untitled

Cuando Susan Sontag agonizaba, víctima de un cáncer contra el que luchó desde muy joven, tenía a su lado a la mujer que había sido su pareja durante quince años, Annie Leibovitz. Y en esa cerrada intimidad en la que el tiempo se rompe en mil pedazos y la ausencia de la luz cobra sentido, Leibovitz la fotografió. “Las imágenes de Susan me ayudaron a superar su muerte”, afirmó al inaugurar una exposición con las fotos en un blanco y negro mate, la más cruda expresión del dolor, austero, naturalista, que desagradaron a su hijo David Reiff. Su relación era bien conocida por la alta sociedad neyorquina y en los círculos creativos, pero se mantuvo en secreto hasta que los rumores cristalizaron en una realidad muy discreta. Vivían en dos pisos separados en el mismo edificio de Chelsea, y cuando Leibovitz tuvo, con 51 años, una niña por inseminación artificial –se llegó a rumorear con maledicencia que el esperma era del hijo de Sontag– organizó junto a la escritora un encuentro con la aristocracia intelectual de Manhattan. Carismática y genial, la pareja contaba con el respeto de los medios, aunque mucho se revolvió acerca de aquel exacerbado secretismo tratándose de dos mujeres libres y poderosas. Los activistas homosexuales las criticaron por no aprovechar su ascendencia para normalizar la causa. Leibovitz ha afirmado en muchas ocasiones que Susan había sido una de las personas más influyentes en su vida. Sontag, que se autodefinía como moralista obsesiva, confesó haber amado a hombres y a mujeres, y acostumbraba a hablar en neutro acerca del amor. “Cuando digo que estuve enamorada, quiero decir que tuve toda una vida con otra persona, que vivimos juntos, que fuimos amantes, viajamos, que hicimos cosas. Nunca estuve enamorada de alguien con quien no me haya acostado”, declaraba en la célebre entrevista de Jonathan Cott en Rolling Stone.

Mujeres: nuevos retratos, que se acaba de inaugurar en Londres y viajará por diez ciudades del mundo, parte de un proyecto que arrancó en 1999, sobre una idea de Sontag que Leibovitz asegura haber vivido como algo parecido a querer “fotografiar el océano”. A medida que la poderosa fotógrafa avanzaba, alejada del plató en el que dispara a las glamurosas portadas de Vanity Fair con las estrellas de Hollywood, crecía el interés en plasmar una realidad que transcendiera los focos. Son retratos donde se mezclan esperanza y drama, epidermis y ensueño. Y ahí florece la herencia de una de las intelectuales más brillantes del siglo XX: novelista, directora de cine, activista política, ensayista capaz de escribir sobre estética o psicoanálisis, una mujer inconformista y valiente que ejerció de conciencia de una Norteamérica turbulenta y ombliguista. No calló nada, ya fuera la guerra de Vietnam, la tradición antiintelectual yanki la supremacía blanca, el deterioro de la democracia norteamericana, las censuras a la prensa… No es frecuente que en el país donde se idolatra fieramente bandera e himno y que no permite renunciar a su nacionalidad, alguien declarare: “Siento un poco de vergüenza de ser estadounidense. Siempre me ha molestado la vanidad de querer ser los primeros (…). Quizá por eso me gusta tanto sentirme extranjera. Me interesan más los derrotados que los vencedores”. Hoy descansa en el cementerio de Montparnasse, mientras la exposición de retratos de mujeres de piel dura y brillante, célebres o antiheroínas, nos devuelve el eco de esa intelectual que se declaraba estética apasionada, la que llamaba a su biblioteca –de ocho mil libros– “mi archivo de anhelos”, la que sostenía que hablar era “una versión pálida y provisional de escribir”, con su su mechón tozudo y blanco.

Responsabilidad / Carla Bruni

Si cuando fue primera dama no dudó en abrirle un paréntesis a su carrera musical, ¿cómo no iba a retrasar el lanzamiento de su esperado nuevo disco ahora que su marido se prepara a reconquistar el Elíseo? El álbum ya está grabado, pero ella, como ha declarado a Le Canard Enchaîné, no quiere perturbar su campaña ahora que los sondeos le sitúan ligeramente por detrás de Juppé en las primarias conservadoras. Qué dulce fantasía la de cantar en sus mítines.

Ojo y sombra / Alberto García Alix

Quizá el proyecto de su nueva exposición –en la Tabacalera madrileña hasta el 10 de abril– fuese en su día un Horizonte falso, pero es innegable que, en pos de la abstracción, Alberto GarcíaAlix transita un camino tan poético como sugerente. Sin quitarse la chupa, y siempre fiel a lo analógico y el glorioso blanco y negro, captura árboles desnudos, sombras de motos que parecen insectos, perros callejeros y misteriosas arquitecturas. La búsqueda sigue palpitando.

De basura a estilo / Javier Goyeneche

Después del sector energético, la moda es la industria más contaminante. Por eso, ahora que Pharrell Happy Williams se ha hecho con la mitad de G-Star Raw, con la que ya colaboraba haciendo vaqueros a base de plásticos recuperados en los océanos, me quiero acordar de Goyeneche y su inquebrantable compromiso con la moda sostenible. Un visionario que ha colocado a su empresa, Ecoalf, en vanguardia de la investigación textil: convirtiendo la basura en amorosos tejidos.

(La Vanguardia)

Publicado en Artículos

2 comentarios

  1. superj a 10.710 km superj a 10.710 km

    luminosa, joana
    plís acepta mi cálida felicitación
    pero + q a 4 manos, son 4 semblanzas
    una de las intelectuales + brillantes del siglo 20…
    te veo guán pelín sontagista
    no olvides cuán impopular y contestada fue la guerra del viet nam en u.s.a.
    a los q regresaban de la 2a. guerra mundial se les trataba como héroes
    a los de viet nam, como villanos
    carla bruni estuvo deliciosa en “midnight in paris”
    fotografía, ay, qué dolor, me siento lo que soy : un bicho de otro siglo
    yo viajaba con dos cámaras, 2
    allí las tengo de adorno -son hermosas, además-
    qué trauma
    biiiiigkísssss

  2. Thanks Annie, that means a lot to me! Seeing you work and keep going helps keep me going. I’m so happy that you are following your dream now don’t wait, beuasce time is always shorter than what we know. My dear father-in-law just passed a few weeks ago, and I am so happy that he accomplished so many of his dreams, beuasce he just went ahead and DID IT. That’s what I plan to do, as well.

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